Sistema Nacional de Salud: ¿qué he hecho yo para merecer esto?
Sistema Nacional de Salud
Nuestro sistema nacional de salud (SNS) es uno de los mejores del mundo. Cuando se mira su eficiencia, calidad, o la satisfacción de sus usuarios siempre aparece entre los 10 primeros países en las clasificaciones. Esto debe ser motivo de orgullo y debemos conseguir mantener o incluso mejorar esos estándares.Sin embargo, cuando escuchas la opinión del paciente, la de los compañeros o la de los responsables políticos, sientes que el sistema está amenazado.
¿Cómo hemos llegado a esta situación? ¿Qué parte de responsabilidad tenemos cada unos de los actores – paciente, médico, político – en el detrimento del sistema?
Bases del Sistema Nacional de Salud
En su artículo 43, la Constitución Española de 1978 establece el derecho a la protección de la salud y a la atención sanitaria de todos los ciudadanos. El ejercicio de este derecho se sustenta en estos principios:
- Financiación pública, universalidad y gratuidad de los servicios sanitarios en el momento del uso.
- Derechos y deberes definidos para los ciudadanos y para los poderes públicos.
- Descentralización política de la sanidad en las comunidades autónomas.
- Prestación de una atención integral de la salud procurando altos niveles de calidad debidamente evaluados y controlados.
- Integración de las diferentes estructuras y servicios públicos al servicio de la salud en el Sistema Nacional de Salud.
El SNS comprende el conjunto coordinado de los servicios de salud de la Administración del Estado y de las comunidades autónomas. Integra todas las funciones y prestaciones sanitarias que son responsabilidad de los poderes públicos.
Competencias sanitarias de las administraciones públicas
La transferencia de las competencias sanitarias a las comunidades autónomas aproxima la gestión sanitaria a los ciudadanos y garantiza:

Equidad: acceso a las prestaciones y el derecho a la protección de la salud en condiciones de igualdad efectiva en todo el territorio y libre circulación de todos los ciudadanos.
Calidad: de evaluación del beneficio de las actuaciones clínicas incorporando solo aquello que aporte un valora añadido a la mejora de la salud implicando al sistema sanitario.
Participación ciudadana: tanto en el respeto a la autonomía de sus decisiones individuales como en la consideración de sus expectativas como usuarios del sistema sanitario.
El sistema nacional de salud hace agua
Por primera vez desde que se creó, el sistema de “Seguridad Social” corre peligro de continuidad. No es una banalidad, es un derecho fundamental amparado por la Constitución.
Dice el dicho que “de donde se saca y no se mete el fondo se ve”. No me siento capacitada para señalar las causas de este colapso, no soy experta en economía ni en gestión, pero sí me atrevo a señalar al culpable de esta situación: la traición. Sí, la traición a la solidaridad que es el fundamento, la esencia, la razón de ser de nuestro sistema de salud pública.
¿Y quién comete esta traición? ¿Buscamos culpables? ¿Nos atrevemos? Veamos…
La conducta solidaria del paciente
(que acabamos siendo todos, sanitarios y políticos también):
- ¿usas el sistema de salud con responsabilidad? ¿consultas por cualquier “inquietud” que tienes?
- ¿te cuidas? ¿sigues las recomendaciones (y tratamientos) que te hacen desde los servicios de salud?
- ¿preparas bien la visita al médico? …
La conducta solidaria del médico
(y por extensión de todos los profesionales sanitarios):
- ¿usas el sistema de salud con responsabilidad? ¿haces pruebas para todo?
- ¿escuchas a tus pacientes el tiempo que necesitan? ¿estás seguro que prescribes sin influencia de la industria?
- ¿mantienes tu compromiso con la compasión por el enfermo? …
La conducta solidaria del político
(y esto incluye a gerentes “designados”):
- ¿usas el sistema de salud con responsabilidad? ¿dejas de lado los intereses electorales?
- ¿escuchas las demandas de los profesionales? ¿seguro que “diseñas” pensando en la salud de todos?
- ¿recuerdas que tu obligación es servir a la ciudadanía? …
Quizá he sido pretenciosa, pero el propósito de esta entrada es hacer un poco de “examen de conciencia”. Te aseguro que yo he hecho ya el mío y tengo también “propósito de la enmienda”.
Mientras unos solo sacan, otros nunca meten… reflexionemos sobre la responsabilidad que tenemos cada uno.
Como paciente – médico – político, debemos detectar y cambiar aquello que no nos gusta en nuestra conducta pero señalárselo también a los otros para que lo cambien.
Hoy me gustaría que comentaseis mucho… ¿no creéis que es un tema importante?
_________________________
Gráficos:
- Piénsatelo, Mónica Lalanda
- Calidad total, mj mas
Bibliografía:
- Bloomberg ranked countries based on the efficiency of their health-care systems. 19 Agosto 2013
- Sistemas de Salud. OMS
Te recomiendo leer los enlaces de esta entrada, tendrás más material para pensar…
11 Comentarios
Si comentas, todos aprendemos. ¡Gracias!
Hola Mª José,
estoy de acuerdo contigo que las tres patas de la mesa tienen culpa. No voy a entrar en quién más o quién menos.
Yo por suerte o desgracia lo veo o lo he visto desde dos de las patas y es evidente el “mal uso” del sistema.
Me alegra que expongas que los pacientes y sanitarios tenemos culpa también, porque no es muy común que lo digamos. Lo más fácil es darle las culpas a los políticos y más aún, desde que empezaron los tan mentados recortes.
Hace más de un año escribí un post sobre eso, que llame “del Rosa al negro en la sanidad pública ¿o no?”
http://cateterdoblejota.blogspot.com.es/2013/08/del-rosa-al-negro-en-la-sanidad-publica.html
dónde comentaba que parecía que todo lo anterior a los recortes era perfecto y después ya no…
Como bien has dicho, hagamos todos “examen de conciencia”…
Fantástico post para hacernos pensar.
Besos
Jose
Gracias, Jose. Tu post enriquece este.
El problema es de todos y creo que todos formamos parte de la solución.
Besos.
Si comentar permite matizar, aunque el planteamiento tridimensional en principio parece comprensible, ni por mucho que se extienda se trata de un triángulo equilátero.
En el lado del usuario, los abusos del sistema tienen una magnitud muy aireada pero escasamente significativa en lo que se refiere a la responsabilidad. La demanda existente puede regularse desde el momento en que se manifiesta con información adecuada y buena distribución del escalonado de recursos. La gente va a Urgencias porque es lo único abierto el 66% de las horas del año. El consumo de fármacos, por ejemplo, depende más del prescriptor que tiene en la punta del boli (o en el ratón del ordenador) la decisión.
Los profesionales sanitarios, maltratados, malpagados y menospreciados, comparativamente son mucho más “solidarios”, si ese es el término, que por ejemplo sus colegas transpirenaicos, cuyo sistema es más “autónomo” o privado.
La enorme hipotenusa de lado de los políticos y gestores, que geométricamente haría imposible el triángulo, es la principal responsable de la crisis del sistema asistencial. Son los “neocons”, idólatras del dios mercado, que no pueden soportar que todo el dinero que mueve una actividad que tiene al 100% de la población como cliente, no permita lucrarse con ella.
Es el lucro obsceno que puede añadirse al polígono que incluye a farmaindustria, tecnoindustria, especuladores de los seguros y chupópteros de la peor ralea que extenderían los lados de este polígono hasta que la cuadratura del circulo lo haga totalmente vicioso. La falsaria cantinela que la gestión privada es más eficaz que la pública sólo se traduce en que es más eficaz en cuanto a que el lucro es aceptablemente regulado . Pero lucro al fin y al cabo, que no se reinvierte en el sistema sino que vuela a paraísos fiscales y dispendios de lujo.
…otro día más.
Muchas gracias Desiderio por leer y comentar. ¡Claro que se puede matizar! y discrepar también, este es un blog abierto a todas las opiniones.
Sin duda que, como también decía Jose, no todos los actores tienen la misma responsabilidad. Y en este momento en el que los escándalos de corrupción de quienes nos gobiernan, administran y “defienden” (escándalos en todas las instituciones) parecen empezar a aflorar, está claro que unos han sacado más de lo que han metido (especialmente a nivel personal). El pastel es muy goloso como para que no quieran venir a probarlo muchos invitados (los que mencionas y otros más).
Sinceramente no sé si la gestión privada es mejor o peor que la pública (he trabajado en los dos sistemas) y no me siento especialmente capacitada (ni motivada) para defender una u otra. Lo evidente es que la gestión debe ser buena y cumplir los criterios de calidad del gráfico del post, si no será otra cosa, pero no será gestión de éxito.
La gestión privada, seguramente busca el rédito lucrativo, aunque decepciona menos puesto que se espera de su naturaleza que obtenga beneficios, que como dices debería reinvertir en el sistema. Pero la gestión pública no es siempre mejor, a menudo (demasiado) busca y obtiene réditos políticos y dinerarios a través de extraños compañeros de cama (como ejemplo esos edificios excelentes, llenos de “sueños” con trabajadores desmotivados y pacientes mal atendidos), sean los gestores “neocons” o “progresía utópica”. Si la gestión pública no funciona decepciona aún más porque su traición es doble: a la palabra gestión y a la palabra pública.
El más indefenso es siempre el paciente, a quien se ha convertido en “cliente” o en “usuario” sin preguntarle y en detrimento claro de su dignidad. El trabajador sanitario tampoco tiene buenos defensores en un sistema en el que todo está politizado y se ha pervertido el sentido de muchas cosas. ¿Cómo si no paga siempre el pato a través del sacrificio de una remuneración digna?
El “político” es el que tiene más poder, esta claro, es quien decide quien es “cliente” del sistema, decide lo que va a ofrecerle y decide que recursos destina al “negocio”. Ese es uno de los grandes problemas, el que compra y el que vende es el mismo y así cualquiera domina la situación.
Pero todos votamos, o deberíamos…
Es en fin, un tema muy extenso que no pretendo “solucionar” desde este blog, pero sí invitar a la reflexión de todos los actores.
Necesitamos personas que participen del sistema y lo utilicen con honradez, sintiéndolo suyo. Y en mi opinión se empieza por mejorar una misma para después poder aportar las mejoras a todos.
Para que lo lean mis amigos
¡Sabía que te gustaría! 🙂
Interesante estudio, María José. Pero permíteme ser un poco crítico.
En el último Euro Health Consumer Index (2013) España se clasifica en la posición 18ª (http://www.healthpowerhouse.com/files/ehci-2013/ehci-2013-es.pdf). No me gusta ser triunfalista ni derrotista, ni acatar lo que dicen interesadamente los políticos de turno ni hundirme en lo que constato en el día a día. Por otra parte, ya sabes que la Constitución, como otras leyes de rango inferior, están en nuestra Hispania para incumplirla. Y un SNS disgregado en 17 partes inconexas no puede ser eficaz ni eficiente, sino caro y caótico. Equidad, calidad y participación ciudadana: “parole, parole, parole…”. Esperar la buena voluntad de usuarios y profesionales de la sanidad en un marco hostil (recortes y ninguneos) es como pedir un imposible. Yo veo que hay países que nos sacan más de una cabeza (algunas muchas cabezas), pero tienen políticos de diverso signo que, con sus defectos, encauzan sus actuaciones hacia un objetivo definido. Aquí todo es improvisar, chapucear y chulear (“aparta de ahí que voy a hacer lo contrario que tú”). Con todo, aún confío en el milagro…
Un saludo.
Tienes mucha razón en cuanto a nuestra legislación, clara y correcta sobre el papel, su cumplimiento no se exige, más bien se “desea” que todos la cumplamos sin que no hacerlo parezca tener ninguna consecuencia. La organización en comunidades autónomas es también una excelente ocasión perdida de acercar los servicios al ciudadano y hacer las cosas más fáciles para todos. En la realidad es una maraña de normas, duplicidades, intereses… que hacen que todo sea menos ágil y más farragoso y facilita el “ocultismo” de algunos en detrimento de la solidaridad común. Una traición más a la sociedad.
En este asunto de la Sanidad está claro que la responsabilidad de todos los actores no es la misma. Y así opinan todos los que han comentado por ahora. Unos, con más cargas y cargos, deben de ser también más responsables y escrupulosos en sus tareas. Pero quiero pensar que los que estamos verdaderamente preocupados (a cualquier nivel), podemos contribuir a mejorar la situación simplemente cumpliendo con nuestro deber, siendo más responsables y dignos. No es solo buena voluntad, es ser exigentes con nosotros mismos para que los “deseos” sean realidad.
Muchas gracias José Manuel por tu comentario, tan mesurado y realista.
Un saludo.
M.Jose:
Me ha encantado el artículo y me ha hecho meditar( que es casi lo que más satisfacción me produce después de la lectura en si,de un texto).
Las ” tres conductas solidarias” podrían ser una de las soluciones; pequeña,si pero solución al fin.
En este reino de taifas sanitario cualquier solución meditada y con un fundamento sólido ,siempre es bienvenida( para chapuzas ya tenemos las diarias!).
Hace dos años largos meditaba en desde la litera de arriba: DIECISIETE FORMAS DE MIRARSE EL OMBLIGO…( http://desdelaliteraderriba.blogspot.com/2012/12/diecisiete-formas-de-mirarse-el-ombligo.html?spref=tw) y veo que no hemos arreglado mucho.
Empeorarlo es difícil.
Pero como intento ser positiva tendré en cuenta la nueva visión de las conductas solidarias y pensar … ¿ qué puedo aportar yo?
Quizá casi nada pero menos que si no lo intento.
Magnífico post y magnífica idea.
Un abrazo,Marian
Querida Marián, muchas gracias por enriquecer este “artículo” con tus aportaciones.
Muy acertado el post en tu blog.
Veo que muchos blogueros sanitarios tenemos preocupaciones similares y proponemos soluciones parecidas.
Un abrazo.