He dicho síndrome (de Asperger), no enfermedad…

Estar enfermo o ser un enfermo; estar sano o ser diferente…

Con tanto día nacional, internacional, mundial de… parece que al final quedamos saturados.

En el caso del síndrome de Asperger sirve de aclaratorio. Englobado dentro del trastorno del espectro autista (TEA) –pues comparte los mismos problemas esenciales de lenguaje, sociabilidad y temas “obsesivos”–, tiene sus propias particularidades que hace que no siempre se relacione con el autismo.

Autismo vs Asperger

Además, teniendo en cuenta que se estima que lo padecen 1 de cada 150 niños, seguro que está infradiagnosticado, y solo detectándolo se puede ayudar a quien lo padece y aliviar su sufrimiento.

Pero la reflexión de hoy es sobre la enfermedad… ¿es el síndrome de Asperger una enfermedad? ¿Lo es el autismo? ¿Lo es cualquier trastorno del neurodesarrollo?

El síndrome de Asperger, descrito por primera vez en 1943, fue incluido como enfermedad en la Clasificación Internacional de Enfermedades de la OMS (CIE) en 1992.

Desde 1948 la OMS gestiona la epidemiología internacional. Iniciada con la “lista de causas de muerte”, cuya pionera fue Florence Nightingale que realizó el primer intento de recogida sistemática de datos hospitalarios en 1860.

En la actualidad la CIE va por su 10ª versión. Lo que está en la lista es una enfermedad, lo que no está es dudoso que lo sea… Cada enfermedad tiene un código alfanumérico que permite que sea reconocida en cualquier idioma. Para el síndrome de Asperger el código es F84.5.

Concepto de enfermedad

Pero ¿qué es la enfermedad? ¿qué es enfermar y como sucede la enfermedad? Como todo concepto humano, está definida por los conocimientos y el pensamiento de cada época. Cada época y cultura intenta explicar lo que pasa cuando una persona pierde la salud.

El enfermar y la enfermedad son pues conceptos cambiantes, tanto para el médico como para el paciente, que aún así van dejando un “poso” en el imaginario colectivo.

Los pueblos del Antiguo Oriente vivían la enfermedad como un castigo divino causado por espíritus maléficos. El enfermo había ofendido de alguna forma a los dioses y era castigado por ello.

La sanación se producía a través de la oración, de amuletos, conjuros, del sacrificio o de los exorcismos para expulsar los demonios del cuerpo enfermo. El éxito de estos métodos era, evidentemente, muy escaso…

Con el siglo de Pericles, en la Grecia Antigua, aparece la Medicina de Hipócrates que considera el cuerpo humano un microcosmos de la Naturaleza y la enfermedad un acontecimiento natural que lo altera. Los cuatro elementos de la naturaleza –tierra, mar, aire y agua– están presentes en el cuerpo humano que

“contiene sangre, mucosidad, bilis amarilla y bilis negra, y esa es la naturaleza de su cuerpo, y a causa de ello tiene dolores y puede estar sano. Su salud es óptima cuando estos humores se encuentran en relación recíproca correcta, en lo que a su potencia y su cantidad se refiere, así como a su interrelación. Los dolores aparecen cuando hay algo de más o de menos, o segrega en el cuerpo sin estar mezclado con el conjunto”.

medico hipocratico
Médico hipocrático

Con Hipócrates desaparecen las fuerzas divinas, la enfermedad, como la Naturaleza, puede ser observada, seguida y tratada con medios naturales.

Al estudio de la enfermedad se le llama patología. Es el creador del método clínico.

Los remedios dejan de ser divinos, se basan en los conocimientos del médico sobre la enfermedad y tienen 3 pilares básicos:

  • “favorecer, o al menos no perjudicar – primum non nocere”
  • “no actuar cuando la enfermedad es “mortal por necesidad” – abstenerse de lo imposible.
  • “actuar contra la causa del daño y contra el principio de la causa”.

La enfermedad forma pues parte de la vida, y el médico es quien mejor la comprende pero se limita a facilitar la acción de la naturaleza. Muchas son las reglas contenidas en el cuerpo hipocrático que aún perduran en nuestros días:

El imperativo de la prudencia, del bien hacer “hacer lo debido y hacerlo bellamente”; educar al enfermo para que sepa ser un “buen paciente”; individualizar el tratamiento teniendo en cuenta la edad, el sexo, la constitución y la estación del año; actuar en el momento oportuno; y no tratar la parte enferma olvidando que pertenece a un todo.

En la terapéutica hipocrática hay una cierta resignación del enfermo a la enfermedad como una fatalidad que ocurre en toda naturaleza.

Seis siglos después, en el siglo I de nuestra era, Galeno desarrollará la doctrina de los neuma –espíritu–, forma especialmente sutil de la materia que pone en funcionamiento los órganos de una cavidad.

  • El neuma natural –espíritu vegetal o vegetativo–, el alma concupiscible; situada en el abdomen, tiene las funciones propias de los vegetales: nutrición y crecimiento.
  • El neuma vital, alma irascible; está en el tórax y tiene la función de mantener la vida: la respiración, el latido del corazón y el pulso.
  • El neuma animal, alma racional; en el cerebro, tiene las funciones más complejas y más características del ser humano.
Galeno
Galeno

La enfermedad consiste en alteraciones de la función de estos neuma y su tratamiento sigue los principios hipocráticos, pero es mucho más desarrollado. Usa la farmacopea de forma más metódica “formulación galénica” y crea la teoría de la “indicación terapéutica”, que tiene en cuenta mucho más la individualidad del enfermo y sus circunstancias.

El concepto actual de enfermedad empieza a desarrollarse en la segunda mitad del siglo XVII iniciado por Sydenham. Basa su método en la observación clínica de muchos casos semejantes lo que permite describir formas típicas y constantes de enfermar, las “especies morbosas”, nuestras enfermedades.

El desarrollo del método científico en el siglo XIX, convierte la Medicina en una ciencia natural. Favorece la aparición de medios que auxilian a los sentidos del médico aumentando su capacidad de observación. También convierte datos clínicos en datos numéricos, dejando en segundo plano la experiencia personal del médico y facilitando la descripción de las leyes que rigen el enfermar.

Se desarrolla el estudio de las causas de la enfermedad –etiología– que a través de mecanismos específicos –patogenia– alteran la función normal del organismo –fisiopatología– y causan lesión en los órganos –anatomopatología–. El paciente se siente enfermo y el médico objetiva las alteraciones que le causa la enfermedad –sintomatología– que evoluciona en el tiempo de una forma característica –patocronía–.

Es decir, la observación clínica lleva a sospechar una alteración concreta de la función de determinados órganos que pueden resultar dañados. Esa sospecha nos lleva a hacer pruebas complementarias que la corroboren y otras para buscar el origen del problema.

El enfermar y la enfermedad actuales

La Medicina actual define la enfermedad mediante criterios etiológicos, clínicos, fisiopatológicos y anatomopatológicos.

La orientación clínica “inventada” por Hipócrartes, sigue siendo “el sitio por donde empezar”. El uso de técnicas microscópicas permitió grandes avances de la anatomopatología, Morgagni, Virchow o nuestro gran Ramón y Cajal hicieron avanzar enormemente el conocimiento del órgano enfermo.

Los fisiólogos alemanes como Müller o Weber nos hicieron comprender que la enfermedad es dinámica y que está sometida a leyes físicas y químicas, igual que el funcionamiento normal del cuerpo.

El descubrimiento de la bacteriología por Pasteur fue esencial para el desarrollo de la etiología, empezamos por las enfermedades infecciosas, pero luego se siguió con todas.

enfermedad actualEn el siglo XX, el desarrollo sobre todo de la inmunología, de la bioquímica, de la biología molecular y de la genética, permiten desentrañar el misterio de la enfermedad que empieza a ser esperanzadoramente tratable.

El paciente, el enfermo, ya no es un ser sufriente que soporta la enfermedad o que sucumbe a ella. En muchos casos puede prevenirla –vacunas, asepsia, dietas, ejercicio– tratarla y comprenderla. El médico actual no solo individualiza el tratamiento sino que trata de implicar al enfermo para que sea quien toma las decisiones sobre su enfermedad y su tratamiento.

El concepto de enfermedad parece que va aclarándose, siempre que hablemos de enfermedades “del cuerpo”, pero ¿y las “enfermedades del alma”? Los trastornos de la conducta, la enfermedad mental, la discapacidad intelectual… ¿son enfermedades? Hasta hace poco la homosexualidad era considerada una enfermedad y estaba en la lista de la OMS (afortunadamente ese error ya ha sido corregido)…

Espero que os haya gustado lo que habéis leído hasta ahora, pero realmente, historia aparte, aún no hemos aclarado cual es el límite entre salud y enfermedad…

Entonces, ¿qué es la enfermedad?

A menudo se utiliza la enfermedad como un adjetivo descriptivo. Por ejemplo si yo digo que soy miope, ¿estoy describiendo una característica de mi persona o una enfermedad? ¿Cómo? ¿Qué ser miope no es estar enfermo? Veo que vamos entendiendo por donde voy…

“Cada civilización describe sus propias enfermedades. Lo que en una se considera enfermedad, en otra puede ser una anomalía cromosómica, un crimen, santidad o pecado en otra.” Iván Illich.

Ser un enfermo o tener una enfermedad; estar sano o ser diferente, esa es la cuestión.

enfermedad crónica

En nuestra sociedad la enfermedad no es un pecado ni una aberración, despierta simpatías y apoyos. La enfermedad exime de responsabilidades y puede aportar ingresos económicos o aparcamiento asegurado en hora punta y en el centro.

Por otra parte, tiene sus desventajas. Puesto que estás enfermo no puedes valerte por ti mismo y necesitas de tutores legales que pueden decidir por ti, o puedes ser altamente contagioso por lo que te forzarán a ingresar en un centro, aislado de todos, hasta que te cures.

En algunos países tener ciertas enfermedades te impide contratar un seguro médico, en otros te matarán por tener albinismo o por ser homosexual.

A veces la enfermedad te desposee de tu humanidad, te convierte en una víctima y pierdes tu nombre para ser un autista, un esquizofrénico, un asmático o un miope…

En algunos casos la enfermedad es un estigma como la drogadicción o el alcoholismo. Una etiqueta que algunos aceptan con alivio para evitar tomar las riendas de sus decisiones –No puedo evitarlo, soy alcohólico– mientras otros valientes se enfrentan a sus adicciones y consiguen superarlas.

Hay pues una fina línea entre estar enfermo o ser enfermo, entre tener una enfermedad o ser así… Creo que la respuesta está en cada uno de nosotros.

Podemos tener dudas sobre qué es o no una enfermedad, pero no debemos dudar en ayudar a quien pide ayuda. Ayudarle no solo para que se cure o deje de estar enfermo, sino para que desarrolle plenamente todas sus capacidades e intereses, para que enriquezca nuestra sociedad y a nosotros en ella.

Yo sigo pensando sobre esto de estar enferma porque no creas que lo tengo tan claro…

 2015 © mj mas

______________________<sobre esta información>

Gráficos: “autismo vs Asperger” y “enfermedad crónica”por ©mj mas, si lo usas cítame y enlaza a esta entrada.

Imágenes: “Médico hipocrático” en La medicina hipocrática de Pedro Laín Entralgo en Biblioteca Cervantes Virtual; “Galeno” en Wikipedia.

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12 Comentarios

  1. Pero qué entrada más deliciosa, Mª José. En pocas palabras nos resumes la historia de la medicina y nos adentras en el campo filosófico de nuestra profesión.

    Muchísimas gracias. Para reflexionar. Y para más allá.

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