Neuropediatra y paciente: por un diagnóstico eficiente
Preparar la visita de neuropediatría.
Tu hijo tiene un problema de salud y le han derivado al especialista: la neuropediatra, sólo el nombre asusta. Los problemas neurológicos no son precisamente banales y causan enorme preocupación.
A menudo las consultas de neuropediatría están llenas y la espera para la primera visita es larga. Incluso si no hay espera para la primera cita, el tiempo que dura la visita suele ser también escaso y a veces, por la complejidad de los problemas neurológicos, no sabemos por donde empezar a explicarnos.
¿Y si tuvieramos una “chuleta” con lo que nos van a preguntar?
Preparar la visita de neuropediatría
Una manera de ordenar las ideas y preocupaciones es preparar la visita con antelación. Hay una serie de preguntas que la neuropediatra va a hacer sistemáticamente, la primera visita es muy importante y hablamos de ella aquí.
Pero ¿qué tal sería prepararse más a fondo? ¿Existe alguna forma de anticipar lo que la neuropediatra os va a preguntar? ¿Alguna “plantilla”?
Lo sé, la entrevista clínica es única e intransferible, es la herramienta fundamental de la relación médico paciente y no pretendo sustituirla. Yo misma no he aceptado nunca su “automatización”.
La entrevista clínica es mucho más que un intercambio de información médica, es un intercambio social y sobre todo humano.
La palabra clínica es de origen griego, kliniké (κλινική) era la práctica médica por la que se atendía a los pacientes en su cama; kline (κλινε) significa inclinarse. Estar al lado del paciente cuando más sufre.
En la entrevista clínica el médico experimentado enseguida se hace una idea de como se siente su paciente, no sólo física sino emocionalmente. Percibirá los signos evidentes de su enfermedad, pero también su grado de preocupación, la importancia y la forma en que se implicará en sus cuidados, sus creencias personales…
Para el médico la entrevista clínica es una ocasión de oro para transmitir al paciente nuestra forma de entender su problema, nuestra disposición a ayudarle y nuestra sensibilidad hacia sus preocupaciones, circunstancias y creencias personales.
Es el momento de mostrarle el tipo de médico con el que está tratando.
Dicho esto, podríais organizar mejor la información que os voy a pedir si supierais lo que os voy a preguntar. El caso es es que podéis saberlo, porque lo primero que voy a preguntar es lo que os preocupa: ¿Qué le pasa al niño? y la respuesta se llama motivo de la visita.
Este motivo de preocupación condicionará mis próximas preguntas.
Es la hebra del hilo, y si tiramos bien, desharemos la maraña de información ordenándola para que tenga más sentido. Luego vendrá todo lo demás, la exploración clínica, neurológica y del neurodesarrollo y en caso de que sean necesarias, las pruebas complementarias. Pero sin una buena (y ordenada) información inicial no se puede seguir avanzando.
Voy pues a proporcionaros una pequeña “chuleta” para que la visita sea mucho más eficiente.
¿Qué le pasa al niño? El motivo de visita a la neuropediatra
Insisto en que en ningún caso pretendo “automatizar” este proceso único. Pretendo ayudar a que sea más fácil y eficaz.
El dolor de cabeza.
Ya hemos explicado otras veces que la clave en el diagnóstico de la cefalea son la descripción de las características del dolor y su evolución en el tiempo.
Podemos rellenar previamente un calendario de cefalea.
El niño que no para quieto o se despista.
Puede ser que no sea absolutamente nada, muchos niños se despistan o no para quietos, o puede ser que se trate de un Trastorno por Déficit de Atención -Hiperactividad (TDAH).
En cualquier caso estamos hablando de manifestaciones conductuales, ¡con lo difícil que puede resultar explicar una conducta!
Pero tenemos más información de la que creemos. Por una parte la que nos hacen llegar del colegio en forma de notas de los profesores en la agenda escolar y las calificaciones escolares.
Por otra, antes de la visita, podemos rellenar unos cuestionarios que recogen los problemas más habituales de conducta de un niño con TDA-H.
Las convulsiones.
Recordemos que no todas las convulsiones son epilépticas ni todas las epilepsias convulsionan.
Como hemos repetido muchas veces, el diagnóstico de la epilepsia es clínico. Vamos que se basa en conseguir describir bien como son las crisis.
Es muy difícil mantener la calma cuando un niño está convulsionando, pero pensemos que si nos fijamos bien en lo que pasa nos convertimos en la principal herramienta diagnóstica, mejor que un electroencefalograma o una resonancia magnética –sí, en serio–.
Sin embargo, en nuestro afán de observar, no olvidemos asistir al niño cuando convulsiona.
En cuanto ceda la crisis, anotemos todo lo que hemos visto. Estaremos nerviosos y cansados, pero es el mejor momento porque tenemos la situación muy presente.
Lo mejor de todo es ya conseguir grabar la crisis… ¡pero eso es para nota! Si os veis capaces, ¡hacedlo! Grabad al niño sin mantas ni cobertores y de cuerpo entero. También podéis hacer un primer plano si hay movimientos en la cara.
Retraso madurativo.
Es un motivo de preocupación que genera mucha angustia. Si pensamos que hay un retraso en su maduración, habrá que comprobarlo, intentemos recordar en que momento aprendió a andar, hablar, se retiró el pañal…
Si el niño es más mayor y ya va al colegio, las notas de profesores y calificaciones escolares serán de gran utilidad.
Dificultades en el lenguaje.
El retraso del lenguaje es el motivo más frecuente de consulta por problemas de neurodesarrollo.
Muchas veces no será nada más que un retraso simple sin ninguna importancia. Pero en el caso de los retrasos en la aparición del lenguaje es imprescindible no retrasar la visita. A la mínima duda pregunta a la neuropediatra porque cuanto antes empecemos a trabajarlo mejor será el pronóstico final.
Interesa conocer:
- el momento en que empezó a decir las primeras palabras con sentido
- si la adquisición de vocabulario tiene un buen ritmo
- como une palabras
- si construye frases
- si comprende bien
El lenguaje es muy importante para relacionarnos con los demás, así que casi seguro que la neuropediatra os preguntará como es la interacción de vuestro hijo con otros niños y con los adultos.
Problemas de motricidad.
También aquí la historia del neurodesarrollo será muy importante, interesa saber en que momento:
- sostuvo la cabeza
- consiguió sentarse solito
- empieza a desplazarse, por gateo, rastreo o culeo
- adquiere la marcha sin apoyos
Si no os acordáis bien, echad mano a vuestras fotos de familia. Ahora con las cámaras digitales la fecha queda en todas ellas. 😉
Conclusión
Con esta entrada no pretendo inquietaros, al revés, pretendo que vayáis haciéndoos una idea de cual puede ser el problema al que nos vamos a enfrentar. Sin duda una buena forma de iniciar una relación.
Pero todo esto es orientativo, y cada caso es individual. Recuerda que este blog pretende ayudar y divulgar, en ningún caso creáis que podemos hacer un diagnóstico sin vernos en persona.
Espero haber logrado el objetivo.
Si tenéis comentarios compartidlos y todos aprendemos.
_________________________[sobre esta información]
Imágenes:
- “Nerve fibres in a healthy adult human brain” por Wellcome Images en Flickr.
- “Cefalea”, “cuestionarios”, “TDAH” por ©mj mas.
- “Brain vs Brown”, “The Bell Curve”, “Long Story Short” por Yau Hoong Tang en Flickr.
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2 Comentarios
Si comentas, todos aprendemos. ¡Gracias!
Excelente artículo me aclaro algunas dudas sobre la primera vista a la neuróloga. Gracias.
Me alegro de que resultara útil, Violeta.
Un saludo.