Habla para que yo te conozca – Sócrates
Cuando pregunto a unos padres por el momento en que su hijo empezó a caminar, la respuesta suele ser muy precisa, incluso aunque el niño tenga ya diez años. En cambio si pregunto a qué edad empezó a hablar, la respuesta es muy difícil y precisar es casi imposible.
Esto es debido a que tardamos mucho tiempo en aprender a hablar, años. Y aunque es la forma más directa de comunicación humana, no es la única.
Una madre atenta es capaz de distinguir los diferentes llantos de su hijo de pocos días de vida. Sabe cuando llora de hambre, sueño, porque está molesto…
Desarrollo del lenguaje
Poco más adelante, la mirada del bebé y su sonrisa serán también una forma de comunicarse con otras personas. Luego emitirá sus primeros sonidos (“ajo”), vocalizará jugando con su voz (“aaa, ooo, eee”) y por fin encadenará una misma sílaba (“ta-ta-ta-ta”) a la vez que empieza a señalar con su dedo lo que le interesa compartir. Enseguida la repetición de sílabas se limitará a dos y sus primeras palabras con intención suelen ser “mamá” y “papá”. Esto sucede aproximadamente a los 12 meses de edad. Y estas primeras palabras son las que los padres identifican como el inicio del lenguaje.
Todavía le queda un enorme camino por recorrer en su aprendizaje de la comunicación y del lenguaje humano. Aprenderá palabras nuevas, las unirá en frases cada vez más complejas y años después aún seguirá aumentando el repertorio de comunicación y su vocabulario.
Empezará a leer y a escribir, experimentará con el dibujo, la música y los gestos e incluso es posible que aprenda otros idiomas.
Pero ¿qué pasa si esto no sucede al ritmo o en el momento adecuado?
Claro que cada niño se desarrolla a su propia velocidad y es más hábil en unas cosas que en otras, pero para valorar bien su neurodesarrollo es importante acudir a las revisiones de salud y preguntar siempre que haya dudas o preocupaciones.
Retraso en la adquisición del lenguaje
Es el más frecuente de los problemas del neurodesarrollo. Uno de cada 5 niños hablará más tarde que los otros de su edad, lo que suele causar problemas de conducta porque se sienten frustrados cuando no entendemos lo que quieren.
Lo más frecuente es que se trate de un retraso simple del habla que es transitorio, se resuelve por sí solo y no tiene repercusiones en el desarrollo posterior. Muchos padres entienden lo que quiere su hijo aunque no hable, pero es importante ayudar al niño a que se esfuerce a hablar porque los demás no le entenderán. Conviene pasar tiempo disfrutando del juego con tu hijo. Hablarle continuamente desde muy pequeño aunque sepamos que no nos entiende, ¿cómo va a aprender si no?. Animarle a usar gestos, sonidos y palabras.
Otros de estos retrasos del lenguaje pueden ser un signo de problemas más serios: sordera, retraso en otras áreas del desarrollo, trastorno específico del lenguaje o incluso un trastorno en el espectro autista.
Si observamos un retraso del lenguaje acompañado de alguna de las siguientes situaciones, es imprescindible consultar con el pediatra o con un neuropediatra:
- el desarrollo del lenguaje se ve interrumpido y no avanza
- el niño deja de hacer o decir cosas que ya sabía
- no te devuelve la sonrisa
- actúa como si no estuvieras en la habitación
- no reacciona cuando le llamas por su nombre
- parece estar siempre en su mundo
- prefiere jugar solo
- no parecen interesarle los juguetes, le gusta más jugar con objetos
- conoce letras o números o palabras pero no sabe utilizarlas para pedir lo que quiere
- no parece asustado en ninguna situación
- no parece sentir dolor
- utiliza palabras o frases que resultan inadecuadas para la situación o repite frases de la TV para expresarse
Un último consejo
Nadie conoce mejor a un hijo que sus padres. Sigue tus instintos y si estás preocupado por el desarrollo de tu hijo, consulta cuanto antes.
________________________<sobre esta información>
- Narbona J., Chevrie-Muller: El lenguaje del niño. Desarrollo normal, evaluación y trastornos (2ª ed. 2001). Barcelona. Ed. Masson
Por María José Mas