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_______________________________ última actualización: 16 junio 2016
La práctica de ejercicio físico y deporte durante la infancia mejora el neurodesarrollo del niño, facilita su inclusión social y fomenta hábitos saludables que, adquiridos en la infancia, será más fácil que se mantengan toda la vida.
Aunque la infancia es juego y en el juego hay siempre una actividad física, esta casi nunca es reglada, como sí lo es el ejercicio físico de la clase de gimnasia (ahora educación física).
El deporte supone un paso más allá, pues se trata de un ejercicio físico con normas y a menudo con fines competitivos. El deporte aporta una educación esencial para la convivencia y el fomento de valores como el trabajo en equipo, la honestidad y la superación de las propias limitaciones físicas.
¿Qué pasa cuando el niño tiene alguna discapacidad? ¿Se fomenta y favorece igualmente el ejercicio físico y el deporte?
Mi impresión es que no lo suficiente. La sociedad actual, demasiado ocupada con todo lo que sale de una pantalla, y el desconocimiento e indiferencia hacia la discapacidad hacen que ni remotamente nos lo planteemos. Pero los niños con discapacidad deben hacer ejercicio físico y deporte como todos los demás –a poder ser incluso más, porque los demás hacen mucho menos ejercicio del que debieran–.
La epilepsia es una enfermedad crónica del cerebro que causa episodios de alteración repentina y transitoria de su actividad. Durante estos episodios la persona no tiene control sobre las funciones que afectan a cada tipo de epilepsia y que dan lugar a sus distintas manifestaciones: sensoriales, motoras, de la conciencia, psicológicas…
Personas de ambos sexos, de todas las edades, razas, países y grupos socioeconómicos pueden tener epilepsia.
Aunque hace ya mucho tiempo que sabemos que las crisis epilépticas son el resultado de descargas eléctricas repentinas, excesivas y anormales de un conjunto de neuronas en el cerebro, la epilepsia sigue siendo una enfermedad oculta asociada a la discriminación en el hogar, la escuela y el lugar de trabajo.
La historia de la epilepsia se puede resumir como 4.000 años de ignorancia, superstición y estigma, seguidos de 100 años de conocimiento, superstición y estigma.
Rajendra Kale – BMJ, 1997
Hoy es el «día nacional de la epilepsia» en España, muy apropiado para explicar algo más sobre esta enfermedad.
La epilepsia es una enfermedad de la infancia
¡Claro que los adultos tienen epilepsia! Pero la epilepsia en la infancia es más frecuente, los tipos de crisis, los distintos síndromes, sus mecanismos causales y de enfermedad están íntimamente asociados al momento del neurodesarrollo y, además, entorpecen su progreso.
Y no sólo es que la epilepsia sea una enfermedad de la infancia, sino que debería considerarse un trastorno del neurodesarrollo, en especial las que tienen una causa genética –demostrable o sospechada–.
La Tierra gira sin descanso alrededor de nuestro sol. Sin escape posible al mecanismo celeste, completa sus órbitas sin pausa, fuera de nuestro control, ajena a nuestros cálculos del tiempo que sólo importan a la mente humana.
Jano, el dios de las puertas de la mitología romana. Simbolizaba los inicios y los finales, dio nombre al primer mes del año.
En occidente, nos regimos por el calendario solar gregoriano y, siguiendo la tradición romana, decidimos que el 1 de enero es el día de Año Nuevo.
Sin embargo, la cultura hebraica y la china utilizan un calendario lunisolar, que marca el tiempo teniendo en cuenta las fases del Sol y las de la Luna, pero no por eso su día de año nuevo coincide. Mientras que para los judíos el año en curso comenzó el 7 de septiembre de 2021 –1 Tishrei, 5782, es decir, 5782 años después de que Dios creara a Adán y Eva–, para los chinos empezará el 1 de febrero –4720 zhēng yuè, el día con luna nueva más próximo al equinoccio de primavera una vez pasado el solsticio de invierno–. Para los musulmanes el calendario es lunar y empieza a contar con la Hégira, cuando Mahoma huyó de la Meca a Medina, el día de año nuevo, 1 muharram 1444, corresponderá al 30 de julio de nuestro calendario gregoriano.
Pura arbitrariedad. Elegimos las fechas, según tradiciones y gustos, para marcar el inicio de un proceso cíclico que resulta infinito visto desde la perspectiva de nuestra limitada existencia.
Las obras de El Bosco son fascinantes. Inquietantes y misteriosas para nuestra mentalidad actual, sus fantasías obedecen a la moral cristiana de la época. Esos monstruos infernales son alegorías de los vicios y pecados de la humanidad y, al parecer, muchos serían representaciones gráficas de dichos holandeses, personajes y situaciones de obras literarias religiosas populares en su época, -como Imitación de Cristo de Tomás de Kempis, La nave de los locos de Sebastián Brant o Peregrinaje de la vida humana de Guillermo de Deguileville– y, por supuesto, de la Biblia y los Evangelios.
El tiempo en el que vivió y pintó Jheronimus van Aken, El Bosco (nacido alrededor de 1450 y fallecido el 9 de agosto de 1516), fue un tiempo de grandes cambios. El descubrimiento de América, el extraordinario desarrollo de las ciudades y el comercio, el ascenso de una burguesía diversa que cuestiona a la jerarquía religiosa, critica los vicios y la vanidad a la vez que busca una religiosidad más individual y reflexiva.
De estas y otras convulsiones fue testigo El Bosco y así lo plasmó su pintura. En el siglo XV, Europa salía del medievo, pero las ideas de la Ilustración tardarían siglos en aceptarse, las personas seguían concibiendo el mundo como el lugar de enfrentamiento entre Dios o del diablo, y su vida como una lucha contra el mal.
La ética –definida como el conjunto de comportamientos correctos con independencia de la cultura de la persona– y la moral –qué conductas son adecuadas y cuáles no en un contexto determinado– siguen, y seguirán, siendo objeto de estudio por la Filosofía y la Neurociencia.
En 1978 la filósofo Philippa Foot publica The Problem of Abortion and the Doctrine of the Double Effect in Virtues and Vices y en este ensayo introdujo el famoso dilema del tranvía:
Un tranvía corre fuera de control por una vía. En su camino se hallan cinco personas atadas a la vía por un filósofo malvado. Afortunadamente, es posible accionar un botón que encaminará al tranvía por una vía diferente, por desgracia, hay otra persona atada a ésta. ¿Debería pulsarse el botón?
Dilema del tranvía, Philippa Ruth Foot
Dilema del tranvía. Philippa Foot, 1978
En este vídeo, que se hizo viral en la red, se plantea el dilema del tranvía a un niño pequeño (calculo que tiene entre dos y tres años).
—neurodesarrollo y moral—
Más allá de la inevitable carcajada que provoca el desenlace final, lo siguiente que se pregunta una es «¿será este niño un psicópata?». Pero, esa no es la pregunta correcta, la cuestión de fondo es ¿en que momento de su neurodesarrollo se encuentra su sentido de la moral?
Por María José Mas