Esta entrada es especial forma parte de una conversación entre blogs.
Me explico. En una entrada anterior hablamos sobre las equivocaciones de los médicos en el TDA-H. Lo que provocó que el neuropsicólogo Pablo Duque puntualizara en su blog –Crappy Brain– algunas de mis afirmaciones, texto que podéis leer aquí.
Está claro que Pablo Duque y yo coincidimos en lo esencial y agradezco que con sus comentarios haya aclarado aún más algunos conceptos.
Trastornos del neurodesarrollo:
¿comorbilidad o coincidencia?
Tras la lectura de su entrada, he pensado en profundizar sobre la comorbilidad –coincidencia de varias enfermedades en una misma persona– en los trastornos del neurodesarrollo, porque parece que no lo he dejado claro anterioremente. Creo que Pablo Duque estará bastante de acuerdo.
Advierto que voy a dar aquí mi opinión profesional, basada en lo que yo sé sobre neurodesarrollo, teorizando sí, pero con el máximo rigor de que soy capaz. Mi objetivo es divulgativo, hacer más comprensible el neurodesarrollo y sus trastornos. Yo no lo sé todo y mi opinión (profesional, aquí no hay nada personal) puede estar equivocada, así que invito a comentar a quien (desde la profesionalidad y el rigor) quiera a aportar, matizar o mejorar mis opiniones.
Como a Pablo Duque, a mí también me molesta esa “retahíla” de diagnósticos con la que se adornan los informes de los niños con dificultades en el neurodesarrollo. Cada uno de ellos con su código CIE-9 (DSM-V o CIE-10 los más “avanzados”) que si 314.1 (TDA-H), que si 299.0 (Asperger y otras formas de autismo)… ¡cuanto mal hace esa manía clasificatoria!
¿Quiere esto decir que no haya trastornos bien definidos? No, simplemente quiere decir que sabemos poco sobre esos trastornos. Y aquí es donde entra el meollo de la comorbilidad.
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Por María José Mas