El café en el cerebro
🌸 Neurodomingo 2021.22
Norman Percevel Rockwell fue un ilustrador, fotógrafo y pintor neoyorquino (1894-1978) cuyas escenas costumbristas siempre nos sacan una sonrisa. En esta, hecha en 1958 para un anuncio de té rojo, se plasma perfectamente lo bien que sienta un café (o té) como pausa en el trabajo.
Tomar un café es algo que muchos hacemos varias veces al día. Para hacer una pausa y recobrar fuerzas, un momento de tertulia con amigos o en familia. El café es una constante en nuestra sociedad y su éxito tiene que ver con sus efectos sobre el sistema nervioso, pero su consumo también tiene sus riesgos.
—Café, ¿bueno o malo?—
Se dice que el buen café debe ser Caliente, Amargo, Fuerte y Espeso –CAFÉ–. pero en realidad hay tantas formas de tomarlo como personas que lo toman. Un acto social, excusa para casi todo.
Sus orígenes son africanos, pero su consumo se extendió por todo el mundo.
En Occidente se hace popular en el Siglo de las Luces y, pronto, alrededor del café surgen establecimientos especializados. Cafés concert, literarios, políticos, cafés cantantes con orquestas. En el café el parroquiano encuentra la prensa diaria, las revistas, los libros, pero también juegos de mesa, lecturas de poesía o conciertos, que generan conversaciones y tertulias.
La cafetería es testigo de las rápidas transformaciones sociales que se suceden en Europa. El café ha participado en las tertulias de grandes pensadores y en todas las revoluciones intelectuales. En Madrid, el Café de Levante, el Café de Gijón, el Comercial o el Café de Pombo reunieron en sus veladores a los artistas, escritores e intelectuales más relevantes de sus épocas. En Cádiz el Royalty nace para celebrar la Constitución Española de 1912 (La Pepa). El salmantino Novelty lo frecuentaban novelistas, estudiosos e incluso el Rey Alfonso XIII, lo mismo que el Derby en Santiago de Compostela o Els Quatre Gats en Barcelona.
El café y lo que lo rodea despierta adoración o rechazo. Su consumo se considera medicinal o peligroso, exótico o vulgar. Lo cierto es que siempre está rodeado de polémica.
Lo bueno del café
O quizá debería decir las razones que nos llevan a tomarlo.
La primera es sin duda que despeja. Para unos la energía imprescindible para empezar el día, para otros, la causa de sus insomnios. Pero, ¿es verdad esto? Parece que sí, no sólo porque lo notamos al tomarlo, sino porque varios estudios muestran como el café actúa sobre la corteza prefrontal del cerebro y, así, mejora la memoria a corto plazo y acelera los tiempos de reacción.
En concreto el café activa la dopamina y actúa sobre la circunvolución del cíngulo anterior, lo que mejora la memoria ejecutiva, la atención y concentración, la planificación y seguimiento de tareas.
La cafeína también disminuye el sueño porque bloquea la acción de la adenosina. Un neuromodulador que actúa en los vasos sanguíneos y los bronquios y a nivel del sistema nervioso central tiene efectos sedantes e inhibitorios.
Lo malo del café
La adenosina actúa en los vasos sanguíneos dilatándolos, cuando tomamos café bloqueamos su acción por lo que las arterias se contraen y, si se consume en altas cantidades, aumenta la tensión arterial.
Aumenta el ácido del estómago y puede favorecer los síntomas de ardor y reducir el apetito.
Como la cafeína tarda entre cinco y seis horas en ser eliminada del organismo, si la tomas por la tarde es muy probable que cause insomnio.
Además, el café es adictivo y causa tolerancia (cada vez necesitas más cantidad para tener el mismo efecto).
La imagen muestra que la diferencia en el flujo sanguíneo cerebral después del consumo de cafeína es más significativa entre los consumidores ocasionales que entre los asiduos al café.
«The Effect of Daily Caffeine Use on CerebralBlood Flow: How Much Caffeine can we Tolerate?».
¿Cuánto café y cuándo?
Parece ser que es seguro que un adulto tome hasta 400mg de café al día y que cuando te pasas es cuando al dejar de tomarlo aparecen esos efectos tan desagradables: fatiga, dolor de cabeza y distracciones.
Las mejores horas para tomar café son cuando el cortisol –una hormona que activa nuestro cuerpo– empieza a descender y queremos mantener una actividad alta.
En la moderación y el término medio está la sabiduría.
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2 Comentarios
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faltan las referencias o fuentes de información.
Están enlazadas en el texto. Gracias por el comentario, José.