Noticias de Medicina: aprende a ser crítico

Nos quedamos de piedra cuando vemos que periodistas, escritores, actores y otras personas con gran influencia pública se dedican a difundir información falsa sobre cuestiones médicas.

Pero más de piedra nos quedamos cuando al señalarles su error y pedirles que rectifiquen, no solo no lo hacen, sino que acusan a los profesionales de la salud de orquestar una campaña en su contra… y de ¡conspiración!

A ver, que nosotros somos simples médicos con más o menos lectores de nuestros blogs, y ellos son personas muy mediáticas con gran capacidad de influencia. ¿Por qué la emplean tan mal?

El problema no es su ignorancia, allá cada cual con sus tonterías, el problema es que dejan desconcertados a muchos de sus seguidores que confían en su criterio y al oírles decir tales cosas ya no saben si confiar en su médico, eso sí que es un verdadero problema…

¡Sé práctico! Te ofrezco las que en mi opinión son algunas claves para que puedas discernir por ti mismo cual es la información fiable.

¿Por qué sucede?

Todos podemos equivocarnos al opinar sobre una materia que no dominamos.

Quiero creer que, en el fondo, las personas que caen en estos errores lo hacen con buena intención porque con sus declaraciones buscan lo que ellos piensan que es un bien para los demás.

Pero veo que tienen dos problemas: uno, obvio, de desconocimiento de lo que hablan y otro, más grave, falta de humildad para reconocer su error.

Tampoco ayuda la equidistancia que permiten e incluso alientan muchos periodistas. En temas opinables la equidistancia puede ser deseable, en Ciencia no hay opinión. Lo que se afirma debe respaldarse con datos, se llama «carga de la prueba». Comprendo que la polémica vende periódicos, pero hay titulares que son peligrosos por la desinformación que transmiten y porque ponen en riesgo la salud de las personas.

La mayoría de veces la desinformación que difunden es fruto de una confusión, confunden la caSUAlidad –datos que coinciden– con la cAUSalidad. Es lo que pasa cuando alguien dice que las vacunas causan autismo –nada más lejos de la realidad como ya expliqué en la entrada vacunas y daño cerebral.

Para quien no está acostumbrado a interpretar estudios basados en la ciencia este error es frecuente. La lógica equivale a la de un niño que piensa que sacar el paraguas a la calle provoca lluvia, puesto que son hechos coincidentes.

Otro error, menos inocente, es el de citar solo los casos o datos que apoyan la opinión que interesa defender, ignorando la gran cantidad de evidencias que puedan contradecirla. Es decir seleccionar la información basándose en los intereses personales y no en las evidencias que ofrece la ciencia.
Me gustaría recordar a todos los que tienen tanta influencia sobre la opinión pública que…

TODO SUPERPODER, CONLLEVA UNA GRAN RESPONSABILIDAD

Pero como «los famosos» no siempre son conscientes de ello, debemos aprender a ser críticos con la información médica para desenmascarar la que es falsa.

¡Ten cuidado! A menudo se esconde tras un buen titular.

Detectando noticias falsas

Ante una noticia de Medicina, es interesante pararse a analizar los detalles. Te dejo unas pistas de cuando debes sospechar de que eso que te están diciendo no es precisamente muy fiable.

Si detectas alguna de estas situaciones, primero duda.

No dejes que la verdad estropee un buen titular

La información rebosa por nuestras pantallas, fluye vertiginosa no solo por la televisión sino, sobre todo, por las redes sociales. Todo es rápido e inmediato –¡la vida media de un tuit son 15 segundos!– necesita captar tu atención y esa es la tarea del titular.

¿Cuando sospechar?

Cuidado con los titulares que anuncian una gran novedad que va a revolucionar un diagnóstico o un tratamiento. Suelen estar basados en estudios preliminares que todavía no han sido corroborados.

Recelemos del titular controvertido que afirma lo contrario a lo que todo el mundo sabía hasta ahora. La ciencia avanza, pero es prudente.

Los titulares equidistantes que pretenden que hay debate entre la Medicina y las pseudociencias. Pues no, las pseudociencias son eso: falsa ciencia.

Titulares que se hacen eco de «teorías conspiranoicas». Alguien poderoso pero inconcreto –«las farmacéuticas», «los médicos»– oculta información que podría beneficiarte o perjudicarte… Creo que esto merece poco comentario, la sensatez se impone.

Quien está detrás de la noticia

Es importante analizar de donde ha sacado el periodista (el escritor, el actor, el tertuliano…) la información, una de las pistas más valiosas para detectar las noticias falsas.

No se sabe. En su lugar dice: los expertos, los científicos, los médicos… pero no se cita a una persona concreta.

Un caso anecdótico que le ha contado una señora o un señor que tiene tal o cual enfermedad.

Alguien que no es médico pero que ofrece «tratamientos eficacísimos» para curar enfermedades.

Se lo ha contado un amigo médico.

Un especialista, profesor universitario o incluso un catedrático, que nos recuerda al llanero solitario, o a Don Quijote contra los molinos, alguien que sostiene lo contrario que la mayoría de sus colegas. No suele mostrar estudios que avalen su opinión porque afirma que con su opinión basta.

Nota: suele haber escrito un libro en el que explica sus tesis pero curiosamente ninguna publicación revisada por pares parece haberlas aceptado y publicado. Al autor le gusta publicitarlo y lo cita como si fuera una referencia científica.

¿Quien paga la fiesta?

Los estudios cuestan dinero. Saber si una investigación está patrocinada es importante para valorar un posible conflicto de intereses.

Pero aún es más importante saber el papel que desempeña el patrocinador en el diseño del estudio, en su desarrollo y en las decisiones sobre cómo se presentan los resultados al público.

Es decir, ¿el patrocinador ofrece información transparente?

Cuidado con las investigaciones realizadas por individuos u organizaciones que puedan beneficiarse de los hallazgos.

Los autores de los estudios publicados en revistas académicas están obligados a revelar las fuentes de financiación.

Las organizaciones que someten su financiación a un exhaustivo proceso de revisión por pares son más fiables. Por ejemplo, las becas con concurso público de instituciones de prestigio científico.

Lee el fondo y a fondo

Muchas de las noticias médicas se refieren a estudios que afirman tal o cual cosa. Para alguien lego en la materia puede resultar difícil discernir que tipo de estudios son más solventes y cuales tienen más peso. Estas pistas te pueden ayudar.

El tipo de revista que publica el estudio. Las revistas más rigurosas, y por tanto más prestigiosas, no publican nada que no hayan revisado médicos o investigadores cualificados. Las más leídas tienen más impacto y son aún más exigentes. El factor de impacto es un índice que permite inferir el rigor con el que publica una revista, cuanto más elevada  la puntuación, más rigurosa la publicación (va de 0 a 100). Es un índice público que puedes consultar en scijournal.org.

Un estudio con personas es más fiable que si se ha investigado con animales o con células. Porque la Medicina se practica en personas, pero hay experimentos que no pueden hacerse por razones éticas, se utilizan entonces animales o células.

El tipo de estudio. Una encuesta es muy poco fiable, la mayoría de gente solo contesta encuestas sobre temas que les motivan y eso ya hace que las personas que participen no sean neutras. Los estudios bien diseñados buscan incluir un número muy grande de personas, comparan datos, no opiniones, y lo hacen de la forma más objetiva y neutral posible. El mejor de todos es el meta-análisis, sus resultados se basan en el análisis de múltiples estudios previos sobre una cuestión determinada.

Cuando se publicó el estudio. Si el estudio al que se refiere la información tiene ya unos años, es muy probable que los resultados hayan sido superados por estudios más recientes.

Como se presentan las conclusiones. Los buenos investigadores son rigurosos y suelen ser cautos, saben que la ciencia siempre se supera a sí misma y sus afirmaciones no son categóricas. Quieren transmitir exactamente lo que han encontrado, así que evitan exagerar sus hallazgos para que no haya discrepancia entre lo que afirman haber encontrado y lo que los datos sugieren.

Quienes firman el estudio. Saber donde trabajan los autores y cuantas publicaciones tienen, ayuda a evaluar su experiencia.

Un dato fiable es el número de veces que un estudio ha sido citado por otros investigadores del mismo campo. Podemos usar Google Académico para comprobarlo.

Conclusiones

Aún los mejores investigadores y los estudios mejor hechos con resultados más contrastables serán un día superados por el conocimiento médico.

La ciencia está sujeta al conocimiento y progresa constantemente.

Soy consciente de que aún tomando en consideración todos lo que te expongo nos pueden engañar igual. Pero que al menos les cueste un poco y tengan que trabajárselo, ¿no crees?

Se trata aquí de aprender a defendernos de los bulos, de los que buscan confundirnos con intereses turbios (vender más libros, subir la audiencia, ser más visible…). Se trata de detectarlo para no ponernos en peligro.

Un ruego final, cuando se trate de tu salud o de la de tus hijos confía en tu médico. Exponle y pregúntale todo lo que te inquieta, ¡no te dejes nada! Y si no te satisface su respuesta, cambia de médico, pero no confíes en quien ni siquiera lo es.

Si te ha gustado y crees que has aprendido algo, por favor, compártelo en tus redes sociales y en WhatsApp.

↬2017 ©  mj mas

___________________________[sobre esta información]

Gráficos: «Jerarquía de la evidencia científica/de la pseudociencia» obtenido de internet, desconozco el autor; traducido de The Logic of Science. «Spiderman bebé se hace un lío», tampoco conozco el autor. Si me podéis ayudar en esto lo arreglo.

Para saber más:

  • Billie Bonevski, Amanda Wilson, David A. Henry. An Analysis of News Media Coverage of Complementary and Alternative Medicine. – Plos ONE June 11, 2008.
  • Petroc Sumner et al. The association between exaggeration in health related science news and academic press releases: retrospective observational study. – BMJ 2014;349:g7015.
  • Senthil Selvaraj,Durga S. Borkar,Vinay Prasad. Media Coverage of Medical Journals: Do the Best Articles Make the News? – Plos ONE January 17, 2014.

6 Comentarios

  1. Extraordinario trabajo. Ideal para una sociedad con un alto nivel de cultura médica.
    En mi entorno somos unos pobres Quijotes luchando contra cientos de molinos de todos tamaños.
    Es alentador saber que en algunas partes del mundo gente tan brillante trabaja incansablemente en la búsqueda de una mejor salud para todos.
    Un abrazo

  2. En mi opinión, creo que lo esencial en este tema es la confianza.
    Primero crear confianza entre el paciente y el médico, su médico.
    Segundo, mejorar la confianza de la gente en las asociaciones profesionales e instituciones sanitarias.
    Y tercero, crear confianza en la ciencia en general. Esto último no es fácil, requiere una buena formación en “cultura científica”, incluso (o sobre todo) de los propios profesionales sanitarios. No olvidemos que detrás de casi todos los bulos y pseudociencias hay un profesional sanitario que los ha promulgado, por interés económico, por afán de protagonismo,… y a veces hasta por estulticia.

  3. Lourdes martin hita

    El dia que demuestren que han conseguido por ejemplo, evitar muertes por la erradicacion del virus de alguna epidemia, pandemia, o desarrollado algun remedio para evitar los grandes males de los paises subdesarrollados como el colera, por decir alguno…entonces ya habria que pensar. Por el momento, que se limiten a lo que se deben limitar, son terapias alternativas que pueden complementar una mejor calidad de vida igual que muchas otras, pero nunca equiparables a las técnicas sanitarias gracias a las cuales ha sobrevivido la humanidad en tantas ocasiones

Si comentas, todos aprendemos. ¡Gracias!

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