Propósitos de Año Nuevo

El día de Año Nuevo es un día arbitrario. Que el año empiece el 1 de enero es algo que sólo tiene importancia para los humanos que nos regimos por el calendario gregoriano, porque para el Universo es un día cualquiera, en el que los mecanismos celestes sucederán, aunque no se verifiquen, mientras nuestro planeta gira sin descanso alrededor de su sol.

Sin embargo a los humanos estos giros planetarios nos sugieren una renovación y con ella parece como si las oportunidades estuvieran más a nuestro alcance que en cualquier otra época del año.

Empezar de cero, intentarlo, por primera vez o de nuevo, los propósitos de año nuevo surgen como un desafío a nuestro constante aplazamiento de los objetivos, pero ¿realmente es posible cumplirlos?

«Del dicho al hecho…

hay un trecho». Eso nos dice el refrán porque, efectivamente, no es lo mismo tener la intención de hacer algo que ponerse a hacerlo y acabarlo.

A veces las intenciones son en realidad simples deseos, vamos que no tenemos ninguna voluntad de ponernos manos a la obra.

Otras veces sí, decimos que vamos a hacer algo y «dicho y hecho», lo terminamos.

Puede ser que tengamos una firme determinación de llevar a cabo nuestras aspiraciones, pero aún así nunca encontremos el momento de empezar.

También puede ser que en ese afán de cambio se esconda un grito de auxilio (sé que sola no voy a poder).

Y ¿quién no se ha engañado a sí mismo, e incluso a otros, declarando que la intención es tal para ocultar en realidad la verdadera?

Las resoluciones son anticipaciones del futuro, cada uno percibe el coste, los beneficios y las consecuencias de las posibles acciones de forma diferente. Cada acción supone una elección, dejar de hacer otra cosa, y esto puede dar lugar a un arrepentimiento anticipado que inhiba nuestros actos.

En definitiva, la intención es un pensamiento privado del que nuestras acciones sólo informan parcialmente. Porque incluso las aspiraciones más sólidas pueden fallar, ya que el destino, por definición voluble, nos hace decaer o nos lo pone bien difícil.

Evitar las excusas

La falta de perseverancia es el primer escollo en el cumplimiento de nuestros propósitos. El segundo, dejarlo todo para el último momento.

No es que no estemos motivados, sino que a menudo somos incapaces de evitar las tentaciones y las distracciones. Al fin y al cabo los ratos de diversión también son importantes y mañana siempre puedo volver a empezar la dieta, dejar de fumar…

Quizá uno de los estudios más conocidos sobre la fuerza de voluntad sea el del psicólogo británico Richard Wiseman. En 2007, Wiseman observó la evolución de los propósitos de Año Nuevo de 3000 personas, todas se mostraban empeñadas en cumplirlas, pero a pesar de ello, sólo el 12% lo logró. Así que después de todo no parece que el éxito dependa de la fuerza de voluntad.

Yo también he hecho unas cuantas veces esos propósitos de Año Nuevo que en febrero han quedado ya en el cajón del olvido. Esta vez eh leído un poco sobre el tema y os dejo algunas de las cosas que me parecen más importantes para conseguir aquello que nos proponemos.

👉Objetivos realistas y realizables en el marco de tiempo que nos hemos planteado. ¿Doce meses? Pues hagamos lo más difícil al principio, no nos vayamos a cansar luego.

👉 Pero, ¿por qué? Tener claro el motivo facilita acabar lo emprendido.

👉Una cosa tras otra. ¿Tiene sentido intentar cambiar todo a la vez? Será mucho más difícil que completar primero una meta y cuando la consigamos ir a por la siguiente.

👉Que lo urgente no te impida hacer lo importante. Organizar el día a día facilitará ese gran cambio que queremos lograr e impedirá que los imprevistos nos fastidien el plan.

👉Divide y vencerás. Si la tarea es compleja y larga, será más fácil si la dividimos en términos más pequeños para completarla.

👉Lleva un registro. ¿No es genial tachar lo que has acabado de la lista? Pues si además anotas todo lo que haces para conseguirlo, se disfruta el doble, se analiza mejor y sirve para aprender en futuras experiencias.

👉Que lo sepa todo el mundo. Cuanta más gente lo sepa, peor te sentará no conseguirlo y además más apoyo y ayuda recibirás si tienes pequeñas tentaciones o contratiempos.

Por supuesto, todo esto me parece útil también para los niños. Para sus tareas escolares, para los que tienen dificultades en organizarse

Para acabar

A veces nos creemos que todo se inventó anteayer, pero esto de la dilación y la dificultad para cumplimentar tareas preocupa desde hace siglos. Para muestra lo que recomienda Baltasar Gracián en su Oráculo manual y arte de la prudencia.

«Lo fácil se ha de emprender como dificultoso, y lo dificultoso como fácil. Allí porque la confianza no descuide, aquí porque la desconfianza no desmaye. No es menester más para que no se haga la cosa que darla por hecha; y, al contrario, la diligencia allana la imposibilidad. Los grandes empeños aun no se han de pensar, basta ofrecerse, porque la dificultad, advertida, no ocasione el reparo».

Vamos que ¡hay que ponerse manos a la obra!

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↬  2020 © mj mas

____________________________<sobre esta información>

Bibliografía:

  • Sheeran, P., «Intention—Behavior Relations: A Conceptual and Empirical Review», European Review of Social Psychology, vol. 12, núm. 1, 2002, pp. 1-36.
  • Dewitte, S., Schouwenburg, H. C., «Procrastination, temptations, and incentives: the struggle between the present and the future in procrastinators and the punctual», European Journal of Personality, vol. 16, núm. 6, noviembre-diciembre 2002, pp. 469-489.
  • Wiseman, R., «New Year’s resolution project», en Quirkology: How We Discover the Big Truths in Small Things, Londres, Macmillan, 2007.
  • Gracián, B., Oráculo manual y arte de prudencia, Huesca, Juan Nogués, 1647.

 

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