Los sueños

🌸 Neurodomingo 2021.20

Este cuadro representa a un niño que se ha dormido leyendo. Parece cansado, o quizá la lectura sea difícil, pesada o nada interesante… Nada de eso, el título nos da la clave moralizante de la pintura: El pequeño perezoso.

Pintado por Jean-Baptiste Greuze en el siglo XVIII. Las obras del pintor francés reflejan las transformaciones sociales del Siglo de las Luces. Sus cuadros los protagonizan sencillos pequeño burgueses del mundo rural a los que Greuze retrata con una aureola nueva de nobleza y grandeza que emocionará a Diderot. Junto a Jacques-Louis David y Jacques-Augustin-Catherine Pajou será testimonio del surgimiento de la burguesía en la sociedad del siglo XVIII.

—Dormir y soñar—

No sabemos por qué necesitamos dormir, tampoco por qué soñamos. Quizá para tener nuestra conciencia entretenida, mientras él sigue a sus cosas de la noche, el cerebro elabora recreaciones mentales: los sueños. Los fabrica con recuerdos de nuestros sentidos y con episodios de nuestra vida. Algunos son entretenidos y nos hacen sentir bien, otros son tan raros o inquietantes que nos asustan o nos ponen tristes.

Todos soñamos, niños y mayores, incluso si no lo recordamos al día siguiente.

Los sueños suceden en cualquier momento de la noche, pero resultan más reales y vívidos durante la fase más activa, la fase REM (rapid eye movements – movimientos oculares rápidos). La fase REM se repite entre cuatro y seis veces durante toda la noche, pero mientras que en las primeras horas de sueño tan sólo dura unos minutos, en las horas finales puede llegar a los 30, podemos pasar media hora soñando…

Lo cierto es que si se nos impide soñar, si nuestro sueño se interrumpe sin completar la fase REM, nuestra salud física se resiente –aparece un aumento de peso–, se alteran nuestras emociones –estamos tensos y nos volvemos más propensos a la ansiedad o la depresión–, no rendimos bien por el día –nos cuesta concentrarnos, no coordinamos bien los movimientos e incluso aparece una tendencia a alucinar–. Parece claro que necesitamos soñar para tener una buena salud mental, emocional y física.

Sueños lúcidos

Te toca la lotería, te persiguen, tienes una estupenda fiesta de cumpleaños o vuelves a examinarte de física en la selectividad… Lo pasas bien o mal, pero sabes que estás soñando. Durante el sueño lúcido el cerebro tiene un comportamiento distinto al del sueño REM o la vigilia, activa regiones cerebrales que no suelen ponerse en marcha en otros momentos del sueño, es un estado cerebral entre el sueño REM y la vigilia.

Algunas personas pueden modificar lo que sucede en el sueño o consiguen despertarse cuando es una pesadilla.

Pesadillas

Una pesadilla es un mal sueño que suele relacionarse con situaciones de nuestro día a día que provocan estrés y otros problemas emocionales, si tenemos miedo, conflictos o hemos sufrido un trauma y también cuando estamos enfermos o con el uso de algunos medicamentos.

Son muy frecuentes, en niños y adultos, y no tienen importancia. Pero si son muy repetitivas y causan preocupación, conviene averiguar por qué para eliminar la causa y dormir más cómodo y sin sobresaltos.

Seguro que alguna vez has soñado que te caes, que vas en ropa interior por la calle, que no puedes escapar a un peligro, como una inundación o un incendio, que se te caen los dientes… Parece raro que todos hayamos soñado lo mismo alguna vez, pero si lo piensas, se trata tan sólo de miedos naturales y comunes del ser humano –al dolor, la enfermedad, el ridículo…–, pesadillas que suelen aparecer en momentos de ansiedad o cansancio.

Recordar los sueños

Los sueños se olvidan fácilmente y la mayoría de veces sólo recordamos por un rato los que soñamos justo antes de despertarnos. También hay recuerdos que no sabemos si son reales o soñados.

Parece ser que si nos despertamos de forma natural, sin despertador, y justo al final de una fase REM –cuando sucede el despertar natural– es más probable que seamos conscientes de lo que estábamos soñando y por tanto lo recordemos. Y si, además, rememoramos lo que acabamos de soñar, facilitamos el recuerdo y si nos ponemos a escribirlo, el éxito está asegurado.

El significado de los sueños

Soñar es algo misterioso que siempre nos ha fascinado.

En diferentes culturas y a lo largo de la historia los sueños se han considerado mensajeros del más allá. Magos, sacerdotes y otros iniciados en lo oculto se ofrecían a interpretar los sueños de las personas para ayudarles a comprenderse mejor a sí mismos, dar significado a sus vidas o predecir su futuro.

Sigmund Freud creía que los sueños son una ventana a nuestro subconsciente y que nos revelan pensamientos y deseos inaceptables para nosotros mismos y para la sociedad.

A mí me parece lógico que nuestros sueños, sobre todo los que se repiten, sean el reflejo de nuestros pensamientos, sentimientos, deseos, miedos o preocupaciones más profundas, al fin y al cabo los produce el mismo cerebro que nos sirve para todo eso mientras estamos despiertos. Sin embargo, la mayoría de veces son sólo historias inventadas por nuestra imaginación, sin relación alguna con los pensamientos o emociones reales de la vida diaria.

Los sueños son el resultado de la actividad cerebral normal y por eso no sorprende que tras una noche de buen descanso nos despertemos con una de nuestras mejores ideas, más tranquilos por aquello que nos preocupaba o que incluso hayamos encontrado la solución al peor de nuestros problemas. No es magia, es el cerebro haciendo su trabajo. Dormir nos ayuda a procesar emociones y a consolidar nuestros aprendizajes, no es de extrañar que mientras dormimos consigamos resolver algún problema.

Pero a veces nos sucede algo que habíamos soñado, como una premonición, y esto es más difícil de explicar.

Quizá se trate tan sólo de una coincidencia o de una mala pasada de nuestra memoria que ha asociado de forma inconsciente cosas que ya sabíamos. También puede ser que el sueño cambie nuestras motivaciones y forma de actuar, y así se convierte en el artífice del futuro.

Aunque hemos avanzado mucho en el conocimiento del sueño, aún estamos lejos de saber por qué soñamos y quizá nunca lo sepamos a ciencia cierta.


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