El legado de Ramón y Cajal
Ramón y Cajal es el padre de la neurociencia
Gracias a María Pedraza, descubrimos en la entrada anterior la rica figura de Ramón y Cajal. Más allá del científico, Ramón y Cajal era un humanista.
Conversar con María, leer y escuchar lo que sabe sobre Ramón y Cajal lleva a descubrir, triste sorpresa, que el legado de Ramón y Cajal –perteneciente al CSIC– no recibe la atención ni el reconocimiento que merece.
Parece como si el hombre, Don Santiago, estuviera condenado siempre a los medios precarios con los que consiguió alcanzar sus brillantes descubrimientos.
Toda la neurociencia y neurología actuales existen gracias a lo que Ramón y Cajal descubrió, ¡nada más y nada menos!
Qué poco agradecidos somos los españoles con nuestras mujeres y hombres ilustres. No estoy segura si se trata solo de ignorancia, o la envidia y el aire de superioridad que nos caracterizan empeoran nuestro inexcusable desconocimiento.
Y después leo en este artículo de Ángela Bernardo para Hipertextual, que el legado de Cajal está en peligro… Y me entran ganas de llorar…
Escritos de Ramón y Cajal
La obra escrita de Ramón y Cajal es extensa y no se limita a la neurociencia.
Histología del sistema nervioso del hombre y los vertebrados.
Su tratado en 3 volúmenes –”Histología del sistema nervioso del hombre y los vertebrados”– es, para muchos investigadores, la biblia de la neurociencia. Una obra de un incalculable interés histórico que recoge el detalle y las ilustraciones con las que describió la anatomía microscópica del sistema nervioso, una fascinante ventana a la mirada de Ramón y Cajal.
Ramón y Cajal no fue el primero ni el único en utilizar un microscopio ni las técnicas para teñir el tejido nervioso. De hecho fue Luis Simarro el que le enseñó las técnicas de tinción utilizadas por Camilo Golgi, con quien compartió el premio Nobel a pesar de ser Golgi un “antineuronista” (negaba la teoría de las neuronas, afirmaba que el tejido nervioso era una red continua que no estaba formada por células individuales).
Pero Ramón y Cajal sí fue el primero en observar e interpretar correctamente lo que veía al microscopio, y en eso radica su grandeza. No en los medios de los que disponía, sino en su talento para utilizarlos y su tesón e inteligencia para comprender lo que estaba viendo.
Ramón y Cajal es a la Neurociencia lo que Galileo Galilei es a la Astronomía o Isaac Newton a la Física. El padre que permite comprender y ayuda a avanzar a todos los que vienen detrás.
Además de su “Histología”, compendio de su extensa obra científica, escribió varios libros autobiográficos, relatos y ensayos. Más de 250 obras sobre muchos y variados temas científicos y humanísticos, bien ilustrados por Cajal, una herencia de gran valor para nuestra cultura común.
Recuerdos de mi vida.
Recuerdos de mi vida es, como su título indica, la autobiografía de Ramón y Cajal.
Está dividido en dos partes: “Mi infancia y juventud” y “Mi labor científica”.
Escuchar sus palabras nos permite conocer mejor a la persona y a su obra.
Sobre su padre escribe:
“en realidad mi verdadero maestro fue mi padre, que tomó sobre sí la tarea de enseñarme a leer y a escribir, y de inculcarme nociones elementales de geografía, física, aritmética y gramática. Tan enojosa misión constituía para él, más que obligación inexcusable, necesidad irresistible de su espíritu inclinado, por natural vocación, a la enseñanza. Sentía deleite incomprensible en despertar la curiosidad infantil y acelerar la evolución intelectual, tan perezosa a veces en ciertos niños.”
Sobre sí mismo y su capacidad investigadora:
“Claro es que yo me adjudicaba, a priori, con mucha petulancia y presunción, algunas aptitudes para la investigación científica. Sírvame de excusa mi juventud y, sobre todo, el hecho psicológico de que, sin cierta inmodestia, nadie acomete empresa de importancia. De todas suertes, en cuanto me aventuré en el examen objetivo de los problemas biológicos, creció la fe en mí mismo, porque me pareció que se confirmaban a posteriori las cualidades presupuestas, entre las cuales (todas, naturalmente, de orden secundario, pero adecuadas para la labor emprendida) descollaban: paciencia rayana en la obstinación para el adueñamiento de los métodos histológicos; destreza y maña para reemplazar disposiciones experimentales costosas con sencillos e improvisados artilugios; continuidad y celo infatigables para la observación de los hechos, y, en fin, la mejor de todas, flexibilidad para cambiar bruscamente de opinión y corregir errores y ligerezas. Además en aquella labor que mis colegas y amigos estimaban aburrida, hallaba yo la más atrayente de las distracciones. Asomado ansiosamente al ocular, transcurrían rápidas las veladas invernales, sin echar de menos teatros y tertulias. Recuerdo que una vez me pasé sobre el microscopio veinte horas seguidas, avizorando los gestos de un leucocito moroso, en sus laboriosos forcejeos para evadirse de un capilar sanguíneo.”
Leer su biografía es, además de una delicia, fuente de inspiración para cualquiera los que amamos el trabajo que hacemos, sea este cual sea.
Reglas y consejos sobre investigación científica.
Si el título dice mucho, Reglas y consejos sobre investigación científica, el subtítulo –los tónicos de la voluntad– lo dice todo.
Esta es la obra fundamental para comprender el pensamiento de Ramón y Cajal.
Seguramente leída por todos los neurocientíficos españoles, y parte importante de los extranjeros. Inspiradora para la vida y el arte de vivirla, seas científico o no:
“A la voluntad, más que a la inteligencia, se enderezan nuestros consejos, porque tenemos la convicción de que aquélla, como afirma cuerdamente Payot, es tan educable como ésta, y creemos además que toda obra grande, en arte como en ciencia, es el resultado de una gran pasión puesta al servicio de una gran idea.”
Otros escritos.
Para terminar, aunque la obra de Ramón y Cajal da para mucho más, no dejéis de echar un ojo a la selección de artículos, que muestran sus múltiples intereses, que el Centro Virtual Cervantes pone a la disposición de todos.
En lestos enlaces del Centro Virtual Cervantes, se puede acceder a la obra completa.
Muéstrate orgulloso de tu herencia y apuesta por un futuro que rinda tributo al pasado: te pido por favor que pases a firmar la petición para que se construya el “Museo Cajal y de la Escuela Histológica Española” que sea la sede y exhibición permanente del Legado Cajal.
También puedes firmar la petición en Change.org.
¿Te imaginas que lo conseguimos? Gracias por compartirlo.
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Fotos:
- “para los antineuronistas” de Ángela Bernardo en Hipertextual.
- Portadas de los libros de Ramón y Cajal, obtenidas de sus correspondientes editoriales.
Recuerda que puedes recomendarme un libro.
Relacionados:
- Todos los libros en el blog.
- Neurobiblio.
4 Comentarios
Si comentas, todos aprendemos. ¡Gracias!
Tengo por ahí la autobiografía, aunque reconozco que no la había leído. Después de leer el fragmento que compartes en el que habla sobre sí mismo, lo pongo a la cola de mi lista de lectura. Tiene pinta de ser una joya. Muchísimas gracias por compartir. Y firmo la petición, claro. Justicia.
Te gustará! Ya me lo cuentas Gloria. 😊
Deberíamos hacer un año “Ramón y Cajal”, al menos cada 3 años “Quijote”. Nada en contra de Cervantes, pero lo celebramos cuando nació, cuando murió, cuando publicó cada una de las 2 partes del “Ingenioso HIdalgo”… Casi que si hacemos un año de otra cosa entre año y año Quijote podremos celebrar en un par de décadas otros ilustres patrios.
Y con el año Ramón y Cajal todos lo estudiaríamos en los centros de enseñanza.
Firmo!! Muy buena idea. 🙂