Deporte sí, pero sin golpes en la cabeza

Acabo de regresar del IV Congreso Internacional de Prevención de Lesiones Deportivas, en esta edición centrado en el niño y el adolescente deportista, gracias a la amabilidad de la Dra. Raquel Blasco que me ha invitado a hablar sobre la «maduración neurológica y posibles alteraciones en el niño deportista».

traumatismo-craneal
Comparto con vosotros un resumen de la presentación. Creo que debemos tomar conciencia y reflexionar sobre la importancia de los

Golpes en la cabeza y deporte infantil 

En la práctica deportiva habitual los golpes en la cabeza son muy frecuentes. ¿Cuales son las consecuencias de estos golpes en un cerebro en desarrollo

Cuando nacemos, los humanos no somos autónomos. Los circuitos que sustentan nuestras habilidades y experiencias apenas existen al nacer. Durante los primeros 20 años de vida se irá desarrollando el complejo sistema de conexiones que conforma el cerebro. Regido por la interacción entre la genética y nuestras experiencias, durante el neurodesarrollo se suceden rápidos cambios –anatómicos y funcionales– que reflejan esa interacción dinámica del cerebro con su entorno.

Los niños no son adultos en miniatura, su cerebro tampoco 

El cerebro crece muy rápidamente en los primeros años de vida. A medida que van formándose nuevos circuitos incrementa su volumen y este crecimiento consume mucha energía. El riego sanguíneo es muy elevado, para recibir toda la glucosa y el oxígeno necesarios en este proceso.

Tanto el flujo sanguíneo cerebral como el consumo de glucosa y de oxígeno, tienen sus niveles máximos en la primera infancia para después decrecer gradualmente hasta alcanzar los niveles del adulto. Estos cambios metabólicos son paralelos y concordantes con los cambios anatómicos del neurodesarrollo.

El cerebro del niño es proporcionalmente más líquido y esponjoso que el de un adulto, con tejidos menos compactos, lo que le hace menos resistente a los golpes.

Las repercusiones de un golpe en la cabeza mientras el cerebro está en crecimiento serán también diferentes a las que tendría un cerebro maduro. Las lesiones sufridas durante el neurodesarrollo tienen probablemente mayores consecuencias en el futuro adulto, precisamente porque el neurodesarrollo es el producto de la interacción entre la herencia genética y las experiencias de una persona.

Traumatismos craneales en la infancia

En algún momento de la infancia todos los niños, acaban recibiendo algún golpe en la cabeza. Esta gran facilidad a golpearse la cabeza es probablemente debida a su aún inmadura coordinación motora y al mayor tamaño relativo de su cabeza respecto al resto del cuerpo.

La práctica de deporte incrementa el riesgo de recibir un golpe en la cabeza. No solo por los accidentes, que pueden ocurrir en cualquier circunstancia, sino por las reglas y objetivos del propio deporte. Por ejemplo en el fútbol está permitido golpear el balón con la cabeza, y dar una patada en la cabeza del adversario es uno de los objetivos en el tae-kwon-do.

La mayoría son simples contusiones que solo afectan a la parte más externa del cráneo –la piel y el tejido celular subcutáneo–, causando un hematoma cutáneo, un chichón. Cuanto más intenso sea el golpe, más profundo su alcance, y así puede afectar al hueso –fractura–, a los vasos que lo rodean –hematoma epi o subdural– o al tejido cerebral –hematoma intracraneal–.

El alcance del golpe dependerá de varios factores: la fuerza del impacto, los movimientos del cuello y de la cabeza, la rigidez de los tejidos, la deformación macro y microscópica que sufran las estructuras golpeadas y las respuestas biológicas desencadenadas por el golpe.

Biomecánica de los traumatismos craneales

Es difícil estudiar estos factores en un contexto real por eso se hacen aproximaciones con distintos métodos. Mediante el uso de sensores corporales de movimiento durante la práctica del deporte, de muñecos de pruebas de impacto, de modelos animales, estudios de neuroimagen o modelos computacionales se ha podido estimar cuales son las circunstancias que determinan la gravedad del traumatismo craneal y cuales son los factores de riesgo.

A igual fuerza de impacto, los golpes que provocan una rotación al cráneo tienen consecuencias más graves que los golpes lineales.

Un golpe de cabeza a un balón es peor si se da girando la cabeza al mismo tiempo, porque al impacto lineal del balón se añade la fuerza del giro que se transmite al cerebro. Al girar la cabeza mientras se golpea el balón, el cerebro se somete a fuerzas de direcciones opuestas, lo que le hace girar dentro del cráneo y favorece las lesiones por torsión de sus tejidos.
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Y el impacto de un balón de fútbol puede ser muy fuerte, como se puede apreciar en esta fotografía del futbolista Søren Larsen cabeceando un balón. soren-larsen-cabeceo-balon
Los datos obtenidos mediante modelos de experimentación animal, computacionales y de pruebas realizadas a pacientes de diferentes edades ingresados por TCE, permiten describir el metabolismo cerebral después del golpe y sus consecuencias clínicas.

A nivel celular, los golpes –de trayectoria lineal y/o rotacional- producen cambios en la fisiología neuronal que pueden llevar a disfunciones graves e incluso a la muerte celular.

Tras el golpe, la neurona libera un exceso de neurotransmisores y se altera el normal funcionamiento de conducción nerviosa. En un intento de revertir esta situación, la neurona inicia una serie de cambios metabólicos que aumentan el consumo de energía necesaria para contrarrestar esas alteraciones. Aumenta el flujo sanguíneo cerebral y el consumo de glucosa. La neurona puede mantener estos mecanismos de respuesta durante 30 minutos, después su capacidad se ve sobrepasada.

Si para entonces las alteraciones neuronales no se han normalizado volverá a disminuir el aporte sanguíneo y el consumo de glucosa, y aparecerán sustancias tóxicas y edema. Los daños empiezan a ser más difíciles de revertir y tienen consecuencias de diversa consideración en la función cerebral a corto y largo plazo.

Cambios en el metabolismo cerebral

El consumo de glucosa disminuye en todos los traumatismos, independientemente de su intensidad, y está correlacionado con un deterioro en las funciones cognitivas. Dura entre 5 y 28 días.

Tambien, en los traumatismos de todas las intensidades, disminuye el flujo sanguíneo cerebral durante más de 30 días. Y además, en los más intensos, se altera la capacidad natural del cerebro para mantener el riego sanguíneo necesario constante, alterando el buen funcionamiento cerebral.

Las sustancias tóxicas producen un daño oxidativo lesionando las membranas y el ADN neuronal. Incluso en los traumatismos leves sus niveles no vuelven a la normalidad hasta pasadas 6 horas del golpe.

En los golpes que causan rotación de la cabeza, las fuerzas contrarias aplicadas a la neurona hacen girar a sus axones que se retuercen. Igual que deja de pasar agua al torsionar una manguera, los axones retorcidos alteran su fución de transporte y se estanca la circulación en su interior. Se acumula agua –edema– y se altera la permeabilidad de su membrana causando la muerte celular y alterando las funciones cerebrales.

Cambios hormonales

La hipófisis es una glándula que se encuentra en el centro del cerebro y que es el origen de todas las hormonas del organismo. En íntima relación con el hipotálamo, una pequeña región cerebral –3 cm3– responsable de regular todas las funciones del organismo, la hipófisis es fundamental para el crecimiento corporal, cerebral, funciones sexuales, de respuesta al estrés…

Pues bien, resulta que cuando se produce un golpe en la cabeza, uno de cualquier intensidad, el 42% de los niños tendrá deficiencias hormonales: en la hormona del crecimiento, la tiroidea, y la del estrés. La duración de esta deficiencia en la infancia no es bien conocida, pero hasta en el 69% de los adultos estas alteraciones duran entre 3 meses y 23 años.

En resumen

A menor rigidez de los tejidos, mayor lesividad y a mayores necesidades energéticas menor capacidad de reacción de las neuronas. Por eso el cerebro infantil es más vulnerable que el del adulto frente a los traumatismo craneales.

Factores de riesgo

Diversos estudios epidemiológicos detectan que en los deportes en los que las reglas y equipamiento son iguales para hombres y mujeres, las mujeres tienen mayor riesgo de sufrir un traumatismo craneal.

Por ejemplo, golpear la pelota con la cabeza en el fútbol es más arriesgado para las chicas. Al ser menor el segmento cabeza cuello, la aceleración y el desplazamiento angular son mayores. También influye que su musculatura y su cabeza es menor que la de los chicos  y que el tamaño de la pelota es el mismo, por lo tanto las chicas deben golpear un objeto proporcionalmente más grande que los chicos durante un partido.

A menor edad también aumenta el riesgo, porque los niños más pequeños tienen una coordinación inmadura, el ratio cabeza/cuerpo es mayor, los huesos craneales son más delgados, su musculatura está menos desarrollada, el tejido cerebral es menos denso y está más vascularizado y por tanto es más frágil.

Cuando los niños sufren un traumatismo craneal, el edema cerebral es más extenso y el estrés metabólico es mayor.
Cuando se ha sufrido un traumatismo craneal previo, el riesgo de tener otro es hasta 6 veces mayor. Esto parece estar relacionado tanto con la manera de jugar del deportista como con el hecho de que tras el primer traumatismo las funciones cerebrales pueden estar alteradas durante varias semanas.

Al deportista que ha sufrido un traumatismo craneal hay que dejarlo reposar un tiempo, semanas o meses, antes de reincorporarse a la actividad deportiva.

Conclusiones

La conmoción cerebral, y otras formas de traumatismos cerebrales, pueden producir cambios en la sustancia blanca y en la sustancia gris y alterar el normal flujo sanguíneo, oxigenación y consumo de glucosa cerebral y por tanto un deterioro en las funciones cerebrales a corto y largo plazo.

Los niños tienen cerebros más vulnerables a los traumatismos craneales, tanto por la inmadurez de sus estructuras como por la de su función. Es imprescindible tener muy en cuenta que un traumatismo sobre un cerebro en desarrollo puede tener graves consecuencias, tanto inmediatas como a largo plazo.

Para poder adoptar medidas preventivas más eficaces y hacer más segura la practica del deporte, es importante reconocer a la población de riesgo y comprender la biomecánica de los traumatismos.

Medidas sencillas como cambiar las reglas del juego y desarrollar dispositivos protectores que reduzcan el impacto traumático pueden mejorar enormemente la seguridad en la práctica del deporte.

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↬  2017 ©  mj mas
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Relacionado:

Fotografía de Søren Larsen (desconozco la autoría, si alguien me puede ayudar).

Bibliografía recomendada:

  • Robert Graham, Frederick P. Rivara, Morgan A. Ford, and Carol Mason Spicer (2014). Sports-Related Concussions in Youth. Washington, EEUU, National Academies Press.

3 Comentarios

  1. Por no hablar del rugby. Y si no veasé la película Concussion -La verdad duele- que narra la historia del médico que acuñó la enfermedad degenerativa que relaciona los trastornos mentales con los numerosos impactos sufridos en la cabeza por estos jugadores .

Si comentas, todos aprendemos. ¡Gracias!

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