Tumores cerebrales en la infancia
Los tumores aparecen porque hay un crecimiento excesivo de las células de un tejido. Pueden ser no cancerosos –benignos– o cancerosos –malignos–.
En la infancia sus síntomas dependen de la localización del tumor, de su tipo y de la edad del paciente. Lo mismo sucede con el tratamiento, que es muy diferente al del adulto.
Por eso, como en todas las enfermedades pediátricas, su abordaje y tratamiento mejoran cuando se deja en manos de especialistas en neurología y oncología infantil.
Aprovecho que es el día mundial contra el cáncer vamos a hablar de los que afectan al sistema nervioso central. Es un tema muy extenso que excede los propósitos del blog, pero creo que es importante ofrecer unas nociones.
En realidad es más exacto hablar de
Tumores del sistema nervioso central
Se trata de un grupo heterogéneo de enfermedades que en su conjunto suponen la segunda causa de mortalidad en la infancia y la adolescencia. Aunque los tratamientos han mejorado mucho, su tasa de supervivencia global no supera el 70% y muy a menudo se asocia a secuelas de por vida.
Su tratamiento y la posibilidad de recuperación dependen del tipo de tumor, de su localización y diseminación, de la edad y del estado general de salud del niño.
Tipos de tumores cerebrales
Según la clasificación de tumores de la OMS, existen más de cien categorías diferentes de tumores del sistema nervioso central.
Por su complejidad, el sistema nervioso central alberga una gran variedad de tipos neuronales y de células de soporte –glía–. Además, es posible que perduren células embrionarias que en vez de diferenciarse a células más maduras crecen en forma de tumor.
Localización de los tumores cerebrales
Los tumores del sistema nervioso central pueden localizarse en uno de los dos hemisferios cerebrales, en la línea media o en la fosa posterior. De la localización dependerá el tipo de tumor, pues las células nerviosas son distintas en cada región encefálica, y los síntomas.

La clínica
Está relacionada con las alteraciones de la función cerebral que cause el tumor según su localización o si obstruye la circulación del líquido que nutre al sistema nervioso, líquido cefalorraquídeo –LCR–.
En los niños pequeños que aún no tienen cerradas las suturas craneales, los síntomas pueden confundirse con los de enfermedades más comunes, como una gastroenteritis. Una fontanela muy llena o a presión puede ser una pista, también un crecimiento brusco y exagerado del perímetro craneal.
La velocidad a la que crece el tumor también será determinante, pues los tumores de crecimiento lento pueden desarrollar una clínica muy sutil a lo largo de años.
También en niños mayores hay signos y síntomas no son fáciles de detectar porque son similares a los síntomas de otras enfermedades.
Algunos de los síntomas que nos deben hacer pensar en un tumor cerebral son:
- Dolor de cabeza que aumenta la frecuencia y la inensidad
- Náuseas o vómitos inexplicables
- Aparición brusca de problemas de visión, como visión doble
- Convulsiones, sobre todo cuando aparecen de nuevo
- Movimientos anormales de los ojos
- Le cuesta hablar
- Pierde audición
- Le cuesta tragar o hay una pérdida clara de apetito
- Dificultad para mantener el equilibrio
- Dificultad para caminar
- Debilidad o pérdida de sensibilidad en un brazo o una pierna
- Debilidad o caída de un lado de la cara.
- Confusión, irritabilidad
- Problemas de memoria
- Cambios de personalidad o comportamiento
Tratamiento
El enfoque de tratamiento para estos tumores es multimodal. La cirugía con extirpación completa del tumor es la base, a la que se añade radioterapia, quimioterapia o inmunoterpia utilizadas según el diagnóstico, la edad del paciente y otros factores.
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