Lenguaje, cognición y conducta

El lenguaje sirve para hablar, pero , además de que hablar y lenguaje no son lo mismo, quizá comunicarse NO sea su función más importante.

 

En el gráfico se esquematizan las estructuras cerebrales que participan en el lenguaje. No está en el gráfico, pero el cerebelo es fundamental en el lenguaje. Así que prácticamente todo el sistema nervioso central está involucrado en el lenguaje y, por tanto, no es de extrañar que sea tan importante para la cognición y la conducta.

El lenguaje es el vertebrador de la cognición y la conducta

neurodiversidad autismo

Por eso cuando no aparece en el momento esperado o no se desarrolla como se supone que debe hacerlo, la forma de entender el mundo (cognición) y por tanto la respuesta a las propuestas ambientales (conducta) son diferentes.

Nuestro conocimiento del neurodesarrollo del lenguaje es cada vez mejor, aunque aún dista mucho de que lo entendamos a fondo.

Ya antes de nacer estamos expuestos al lenguaje. El feto de 25 semanas responde a los ruidos, si bien es cierto que el líquido amniótico los amortigua, puede diferenciar la voz de su madre de otros sonidos.

Al nacer, las palabras llegan con nitidez y el recién nacido entiende cada vez mejor su significado, pues se aprecia como responde a los mensajes sencillos –como «no», «dame» o «adiós»–. Lo que le prepara para el lenguaje expresivo y, alrededor de los 12 meses, aparecen las primeras palabras.

Pero la explosión del lenguaje sucede sobre todo entre los 2 y los 5 años. La ampliación del vocabulario es espectacular –de 50 a 100 palabras pasa a manejar 2.000–, y la estructura de las frases deja de ser telegráfica para incorporar todos los elementos gramaticales.

El descubrimiento de que una palabra representa una idea lo cambia todo. Marca el final de la cognición por sensaciones y experiencias motoras a otra que permite la abstracción, que es el sustento de los recuerdos y aprendizajes –memoria– y de la planificación y regulación de la conducta en el futuro –imaginación–.

A partir del momento en que aparece la abstracción, el niño no sólo puede evocar ideas y cualidades de cosas que no están presentes –aprender y recordar– y por tanto elaborar nuevas ideas sobre ellas, sino que también puede establecer relaciones rudimentarias de causalidad entre sucesos –«si cojo las tijeras mamá me reñirá»–. Aunque su proceso mental está dominado por el pensamiento mágico y aún no es capaz de establecer relaciones lógicas por la falta de un lenguaje más maduro que se lo permita.

Sus aprendizajes se basan en la imitación del adulto, con las limitaciones propias que le imponen su tamaño y la falta de destreza respecto al modelo de sus mayores.

Este cambio en la cognición facilita que, poco a poco, pueda regular sus emociones y conductas siendo cada vez menos necesaria la intervención del adulto.

Así aparece la conciencia de sí mismo y el concepto del yo, presente entre los 18 y 24 meses. A medida que mejora su lenguaje y su cognición, podrá ir interiorizando las normas e inhibir las conductas inadecuadas.

La importancia del entorno

La adquisición del lenguaje depende sobre todo de las oportunidades que tenga el niño de escucharlo.

Es clave que le hablemos mucho, de temas variados, y que además le hagamos preguntas dejándole tiempo y ocasión para contestarlas y entrenar su habla.

El desarrollo del lenguaje en estas etapas tempranas, hasta los 5 años, sienta las bases para el éxito en el posterior desempeño escolar.

Otra cuestión clave en el desarrollo del lenguaje es el juego. Durante el juego se entrena la actividad física, se ponen a prueba los aprendizajes, se imitan los roles del adulto y se practica la relación con los otros niños a través de normas y acuerdos.

Así pues, el entorno que proporcionemos al niño contribuirá a establecer las condiciones para que el lenguaje, la cognición y la conducta se desarrollen.

Charla con Sergio Parra

Esta entrada de hoy surge a partir de una conversación con mi amigo el escritor Sergio Parra en su canal de YouTube, «Baker cafe», al que os invito a suscribiros.

Estuvimos comentando si los padres pueden hacer que su hijo sea un genio, claro que hablamos de muchas más cosas, algunas personales, por si tenéis curiosidad.

Gracias por vuestro interés.

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