¿A qué edad aprenden a leer y escribir los niños?
🍁 Neurodomingo 2021.40
Joan Miró es uno de los artistas más influyentes del siglo XX. Su personalidad artística es inconfundible, su lenguaje plástico es tan particular que permite identificar sus obras de inmediato. El aspecto sencillo de sus cuadros, esculturas y grabados es engañoso, pues responde a un estilo muy depurado que busca la emoción y la expresión directa. Miró es hijo de su tiempo, quería alejarse del realismo y buscaba la abstracción y el surrealismo.
Al mirar el cuadro de Joan Miró que ilustra la entrada es probable que enseguida leas «RO.», sin embargo se titula Personaje delante del sol. Hay que esforzarse para reconocer lo que quería representar Miró porque nuestra mente adulta está tan habituada a descodificar lo escrito que es fácil que cualquier forma nos sugiera la de una letra. Esto es porque para leer –«pasar la vista por un escrito comprendiendo la significación de los caracteres empleados»– utilizamos los mismos circuitos cerebrales que para discriminar formas.
—leemos con el cerebro—
Leer y escribir son aprendizajes culturales, prescindibles para la supervivencia biológica de la persona, por lo que no existen circuitos específicos para la lectura y la escritura, sino que los que se usan para la visión y la audición, junto a los de la manipulación fina, se entrenan y afinan para las tareas de lectoescritura.
La escritura es un sistema de signos que representa palabras e ideas y para leer y escribir utilizamos circuitos cerebrales sensoriales y motores.
Para poder leer y escribir es necesario que los circuitos cerebrales que llevan la información desde los ojos a la corteza cerebral, pero también los circuitos auditivos que procesan el lenguaje y los circuitos motores del habla y la manipulación, estén a punto y funcionen bien. Así pues, leer y escribir son actividades que ocupan a casi toda la corteza del cerebro y necesitan que el neurodesarrollo haya avanzado lo suficiente para ponerse en marcha con eficacia, lo que sucede hacia los cinco años de edad.
Edad óptima para aprender a leer
A menudo me llegan a la consulta niños y niñas cuyos padres están preocupados porque con cuatro años no saben las letras y muchos de sus compañeros sí. También me llegan otros que con nueve años aún no han adquirido una buena mecánica lectora y sin embargo les dicen que aún es pronto para atender el problema.
Me resulta desconcertante, tanto una como otra situación, pueden parecer extremas, pero os aseguro que son consultas frecuentes.
Como hemos visto, antes de los cinco años es poco probable que el sistema nervioso de un niño esté preparado para aprender la lectoescritura. Además, la conducta de un niño se empeña en estar acorde a su momento madurativo, así que si no le interesan las letras o los números suele ser porque su cerebro aún no está capacitado para ejercitarse en estas tareas académicas, y prefiere aplicarse en perfeccionar habilidades más propias de su edad como la autonomía en su cuidado personal, conversar y relacionarse con otros niños o el juego de fantasía.
Además, me gustaría recordar que la escolarización no es obligatoria antes de los seis años y que es a esta edad cuando el currículo incluye los aprendizajes de la lectura y la escritura.
Por supuesto, cada niño tiene un ritmo propio de neurodesarrollo y algunos tendrán mucha curiosidad y facilidad para aprender las letras, pero eso no es lo más frecuente. Eso sí, si demandan ese aprendizaje, tampoco parece razonable desentenderse y no enseñárselo. Como en todo el neurodesarrollo, lo ideal es respetar sus tiempos.
Y en el otro extremo, ¿cuándo debemos preocuparnos si el niño no aprende a leer?
Cuándo diagnosticar la dilexia
A medida que el niño se expone a la lectura y a la escritura, los circuitos básicos sensorio motores se afinarán y adaptarán para asumir, además, las funciones de la lectoescritura y con el tiempo aprenderá a leer y a escribir. Cuanto más ejercite la lectura, mejores serán sus habilidades lectoras, cognitivas y de pronunciación.
En todos los trastornos del neurodesarrollo en los que la aparición del lenguaje se vea demorada habrá, además, una dificultad para aprender a leer y escribir. Porque si los circuitos que sustentan el lenguaje no se construyen de forma óptima, no podrán colaborar con eficacia al requerimiento de descodificar la palabra escrita.
Sin embargo la dislexia afecta de forma exclusiva a esos procesos de descodificación, de manera que lo que resulta difícil es determinar y comprender cómo los sonidos del habla –fonemas– se relacionan con las letras –grafemas– y como se asocian para formar las palabras escritas.
Así que la dislexia no es «escribir o leer las letras al revés».
De manera que las personas con dislexia tienen alterado su proceso lector y así ven entorpecida la lectura. Lo expliqué con detalle en esta entrada.
La dislexia es entonces un trastorno específico del aprendizaje –CIE 10– y no un trastorno del neurodesarrollo, aunque algunos trastornos del neurodesarrollo puedan causar dislexia.
«La dislexia es un déficit específico y significativo del desarrollo de la capacidad de leer que no se explica por el nivel intelectual, por problemas de agudeza visual o por una escolarización inadecuada.»
CIE 10
Según el DSM-5, para poder decir que un niño tiene dificultades en el aprendizaje de la lectoescritura deben observarse dificultades en:
- la lectura de las palabras, que es imprecisa, lenta o con esfuerzo
- la ortografía –añade, omite o sustituye letras–
- la expresión escrita –errores gramaticales, de puntuación, de organización de las ideas…–
Estas dificultades persisten al menos seis meses después de iniciar las intervenciones apropiadas para corregir estas dificultades.
Todo esto puede afectar a la comprensión lectora, al reconocimiento de palabras leídas, a la lectura en voz alta y, por supuesto, al rendimiento en actividades que requieren leer. Además, las dificultades en la ortografía suelen persistir en la adolescencia, incluso si se han conseguido progresos positivos.
Así que no se trata tanto de una edad concreta a la que podamos hacer el diagnóstico de dislexia, sino del tiempo transcurrido desde que los circuitos básicos se suponen ya capaces para involucrarse en la lectoescritura –de los cinco a los seis años de edad– y de la ausencia de mejoría en las dificultades descritas a pesar de proporcionarse un tratamiento adecuado.
El tratamiento de la dislexia
El ojo sólo ve, es decir transforma los estímulos luminosos en impulsos eléctricos que transmiten información visual y no visual, pero es el cerebro el que analiza, procesa e interpreta esa información.
La dislexia es una disfunción cerebral, no un trastorno ocular, así que no me cansaré de repetir que el entrenamiento ocular y otras terapias visuales no son tratamientos adecuados para la dislexia en los niños. Y no lo digo yo, hay muchísimos estudios que lo demuestran y así lo refrendan las sociedades científicas de pediatría, optometría y oftalmología de distintos países. Vamos, que el consenso es universal.
El tratamiento de la dislexia es pedagógico y debe hacerse cuánto antes. Por un lado se dirige a la reeducación de la lectoescritura, una ayuda directa para desarrollar estrategias compensatorias. Por otro lado deben hacerse acomodaciones, dar facilidades o adaptaciones para avanzar en los aprendizajes a pesar de sus dificultades lectoras.
No esperes a detectar y atender la dislexia como se merece, porque demasiadas cosas dependen de una buena capacidad lectora.

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6 Comentarios
Si comentas, todos aprendemos. ¡Gracias!
Excelente aportación, diría que, como siempre.
Nada más que, se puede añadir al título la apostilla. “…en el mundo occidental”
Este mundo es muy grande y, en cuanto te mueves un par de miles de kilómetros “hacia la derecha”, el uso de otros caracteres tipográficos la *lectura* se ve como قراءة, διαβασμα, чтение,读,קריאה, การอ่าน… y un par de docenas más. Unos de izquierda a derecha y otros de izquierda a derecha, o de arriba abajo.
El eurocentrismo, a veces “neurocentrismo” tiene sus limitaciones.
Xavier
¡Sin duda! Tengo pendiente otra entrada sobre esto, si lo incluía en esta entrada quedaba muy largo y pesado.
Gracias por el aporte.
La verdad es una realidad, y creo con toda la situación cambia panoramas que deben ser analizados y paciente lo compartiré en mis redes sociales. Pues bueno dar difusión.
Gracias María José
Encantada Diana, gracias a ti.
Mi nieta tiene 7 anos y le cuesta mucho trabajo leer se frustra mucho yo trato de animarla. Leo con ella sabe el sonido de unas letras la mayoria otras le cuesta trabajo no sabemos que hacer.
Siento que le esté costando empezar a leer, Likian. Sería conveniente hablar con la maestra por si hubiera que hacer una consulta al pediatra.
Espero que pronto empiece a mejorar su lectura.