Atención a la diversidad en la escuela
Retomo las publicaciones en el blog después de unas largas vacaciones escolares y nada más apropiado que hacerlo participando de nuevo en el proyecto de Ingrid Mosquera en Twitter, «Charlas educativas», en esta ocasión tratando la atención a la diversidad en la escuela.
Propongo un enfoque práctico, dirigido a los docentes de todas las etapas educativas, basado en el conocimiento actual explicado desde mi propia experiencia. Como siempre, agradeceré mucho vuestros comentarios para enriquecer esta entrada.
El Space sobre diversidad
El formato en forma de charla resulta muy práctico porque, aunque hay un guión previo sobre lo que quiero contar, la naturalidad de la conversación agiliza la transmisión de la información.
Por otra parte, como profesora universitaria de grado y postgrado, siempre me resulta provechoso charlar con otros docentes. En especial sobre temas que conozco bien, pues me ofrecen visiones y enfoques novedosos que me ayudan a comprender mejor y, a su vez, luego puedo yo ayudar a otros.
Este es el audio con la charla.
Según los comentarios en Twitter parece que gustó mucho, pero que hay mucha información, así que dejo a continuación un breve resumen de texto.
¿Diversidad o trastorno?
Centrémonos, ¿a qué llamamos diversidad? Muchas de nuestras características personales tienen tal variabilidad que su conjunto hace de cada uno de nosotros una persona única e irrepetible. Estas son las diferencias en nuestros rasgos físicos, bagaje cultural, capacidad económica, circunstancia social, valores morales, religiosos, políticos, etc. cuya abundancia nos convierte en diversos de uno u otro modo y eso nos enriquece como especie.
Entonces, ¿por qué hablamos de trastorno? Cuando alguno de estos singularidades entorpece nuestro avance personal, nos causa problemas, hablamos de trastorno.
La diversidad enriquece y debe ser protegida, el trastorno entorpece y debe ser atendido.
¿Qué es el neurodesarrollo?
Sobre esto hay una categoría de entradas completa en el blog que podéis leer aquí. Y, además, he escrito un libro para explicarlo con todo detalle: «La aventura de tu cerebro».
El neurodesarrollo es el proceso de crecimiento y puesta en marcha de las funciones del sistema nervioso. Sucede durante la infancia y la adolescencia, y precisa de tres elementos básicos: los genes, el entorno cultural y la capacidad plástica del sistema nervioso –esto es, la capacidad del cerebro de cambiar su estructura según sus experiencias y aprendizajes–. Pero la plasticidad no es infinita y se circunscribe a unos períodos críticos.
Para sobrevivir, el sistema nervioso pone en marcha todas sus funciones y, como son muchas, podemos agruparlas en tres grandes áreas: las funciones motoras (postural y manipulativa), las cognitivas (lenguaje, razonamiento y emoción) y del comportamiento (personalidad, juego, social). Toda actividad observable conlleva los tres tipos de tareas –motoras, cognitivas y del comportamiento–, es lo que en conjunto llamamos conducta.
Recordemos que la función del sistema nervioso no es otra que la de adaptarse a su entorno para sobrevivir y así lo hace también durante el neurodesarrollo. Porque su finalidad no es «hacerse mayor», sino sobrevivir valiéndose de las habilidades adquiridas en en cada momento para lograrlo. Con fines didácticos, podemos distinguir cuatro etapas del neurodesarrollo según las habilidades observables en cada momento.
Anatómica; sensorio-motora (guardería); del lenguaje (infantil) y aprendizajes culturales (primaria y ESO); y de la identidad (ESO y aprendizaje profesional).
¿Qué son los trastornos del neurodesarrollo?
Por trastorno entendemos que algo causa un problema para adaptarse al entorno porque existe un déficit motor, cognitivo o del comportamiento. Y sucede porque hay una alteración de la estructura cerebral durante su formación.
Entonces un trastorno del neurodesarrollo es una condición de la persona. Forma parte de su naturaleza y define las características individuales con las que cuenta cada niño para adaptarse al entorno al que se enfrenta. Condiciona su conducta -motora, cognitiva y del comportamiento.
Mi segundo libro, «El cerebro en su laberinto», está dedicado por completo al tema de los trastornos del neurodesarrollo.
La detección de los trastornos del neurodesarrollo
Después de los padres, el maestro es el adulto que más tiempo pasa con un niño y por tanto quien está en mejor posición para conocerlo. Sin embargo, la desventaja del maestro es que cada curso tiene alumnos nuevos a los que no conoce y necesita tiempo o menos alumnos por aula.
Para poder detectar un problema es necesario conocer los procesos normales, por ser los habituales, del neurodesarrollo. Imposible resumirlos en una charla de estas características y duración. Importancia de la plasticidad y de los períodos críticos. Pero sobre todo me parece imprescindible.
Que disminuya el ratio maestro/alumnos. Con 25-30 niños por aula ¿cómo se puede detectar la diversidad?
Con fines didácticos y para aconsejar consultar a la neuropediatra, los «signos de alarma» más relevantes en cada etapa.
Sensorio-motora: 0-3 años
- 3m: falta de sonrisa social
- 8m: falta de cambios posturales autónomos; asimetría en el movimiento de las extremidades
- 12m: no hay mirada compartida ni busca referencia del adulto, persiste indiferencia al extraño, no imita gestos ni muestra intención comunicativa, no señala con el índice, no responde a su nombre; no hay pinza superior o es asimétrica
- 16m: no camina sin apoyo; no dice ninguna palabra aparte de papá y mamá
- 2 años: no hay juego simbólico
- 3 años: dificultades para retirar el pañal de día, no muestra atención al juego o la actividad de otros niños, no busca participar o no sabe como hacerlo, reclama en exceso la atención
Lenguaje-cultural: 3-12 años
como es muy larga, a su vez la podemos subdividir de los 3 a los 6 años:
- Dificultad para la comprensión o la expresión oral: escasez semántica, no incorpora el «yo» o tiene dificultades con los pronombres, no aparece el uso de nexos
- Anomalías en la morfosintaxis más allá de los 5 años de edad
- Dificultades en la fonética que hacen ininteligible el discurso.
- Problemas en la pragmática del lenguaje, no comprende el orden de la conversación, no respeta los turnos, no se interesa por los temas que otros proponen
y de los 6 a los 12 años:
- Comprensión o expresión literal
- Dificultad para seguir las normas o preocupación excesiva por seguirlas y que las sigan
- Problemas para adquirir la lecto-escritura
- Dificultades en el área matemática
- Falta de organización en las tareas, los tiempos y la información
- Excesiva inquietud o pasividad
- Responde fuera de lugar, interrumpe o está frecuentemente desconectado
- No tiene un grupo de amigos
- Dependencia del adulto o de un compañero concreto
Atención a la diversidad
En mi opinión, el papel del docente es enseñar al alumno el marco común de conocimientos necesarios para desenvolverse como adulto en la comunidad en la que vive. Esto debe ser irrenunciable y por eso es tan necesario que el niño con trastornos del neurodesarrollo reciba la atención necesaria para mejorar su capacidad adaptativa.
En la infancia el entorno DEBE adaptarse al niño, es la única forma de ayudar a que la plasticidad cerebral funcione y a que sus características individuales sean adaptativas.
La pedagogía es la herramienta del docente para abordar los problemas que detecta, pero el diagnóstico de los trastornos del neurodesarrollo debe pasar siempre por un médico especialista en neurodesarrollo: el neuropediatra.
Los docentes no hacen diagnósticos, sí identifican síntomas o problemas.
Y el docente no debe esperar un diagnóstico médico para iniciar una atención pedagógica, puesto que este su cometido y su capacitación profesional. El centro docente debe dotarle de los medios humanos y materiales necesarios para poder atender a cada niño individualmente.
Retrasar esta atención favorece la ansiedad del alumno con dificultades y la ansiedad empeora todos los problemas.
Repito: es imprescindible
que disminuya el ratio maestro/alumnos. Con 25-30 niños por aula ¿cómo se puede atender la diversidad?
Desengañémonos, en la edad adulta si no preparamos a los niños con trastornos del neurodesarrollo para alcanzar su máxima autonomía van a sufrir la exclusión social. La atención a la diversidad incluye la educación de los niños con trastornos del neurodesarrollo para que alcancen todo su potencial y a los que no los tienen para que reconozcan las necesidades de la diversidad de sus compañeros.
Pero, la atención a los trastornos del neurodesarrollo no es cosa de un profesional sólo, sino que son muchos los que participan, según el problema sea:
- sensorial: lentes correctoras, audífonos…
- motor: fisioterapia, terapia ocupacional
- del lenguaje: logopedia
- comportamiento: psicología y psiquiatría
Todos los profesionales son imprescindibles, cada uno debe limitarse a hacer lo que sabe.
Al buen profesional se le reconoce porque admite que no lo sabe todo, no se excede en su capacitación profesional y se comunica bien con las familias.
La pseudoterapia acecha tras el intrusismo y la falta de explicaciones. Surgen los mitos y las terapias que no lo son y que pueden llegar a ser muy peligrosas.
Las que he detectado como más populares y que no sirven para nada son: la terapia de los reflejos primitivos, insistir en el gateo cuando ya hay desplazamiento autónomo y la lateralidad cruzada.
Sólo me queda agradecer a Ingrid el buen rato y a vosotros, lectores, por escucharlo.
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