Vuelta al cole con cerebro

Fin de las vacaciones… y «vuelta al cole».

Si será importante para nuestra sociedad esto de “la vuelta al cole”… aunque el año natural empiece en enero, es el inicio del curso escolar lo que marca el comienzo de la actividad anual.

activa tu cerebro
Se acabaron las vacaciones… ¡activa tu cerebro!

Después del merecido descanso estival apetece activarse (al menos a mí sí), reorganizar nuestra vida personal y laboral. Aprender y emprender cosas nuevas con la ilusión de estrenar un curso.

Si has conseguido alejarte por un tiempo de la rutina, disfrutar de ti mismo y de los tuyos, seguro que tu cerebro ha “maquinado” ideas nuevas, seguro que no quiere volver a lo mismo que dejaste a final del curso pasado porque todos queremos volver al cole pero nadie quiere repetir…

Pues de eso va esta entrada, no esperes consejos sobre como ayudar a tus hijos en la vuelta al cole o de como superar eso del (inventado) “síndrome postvacacional”. Esta entrada va del cerebro, de como funciona y de porque las rutinas y la novedad no son cosas contradictorias y sí los motores del aprendizaje.

Educación y aprendizaje escolar

La educación permite a un niño desarrollar su personalidad y sus valores morales. El aprendizaje escolar le dotará de los conocimientos necesarios para ser un adulto independiente, integrado en una tradición cultural de la que es heredero y a la que enriquecerá en el futuro con sus propias aportaciones.

Para mí la educación depende sobre todo de los padres y los aprendizajes escolares del colegio. Evidentemente una y otros están íntimamente imbricados, por lo que el reparto de tareas funcionará si padres y maestros están de acuerdo, en el fondo y en la forma y colaboran con complicidad en ambas tareas.

En el siglo pasado la industria era el motor de la economía. Fábricas, productos tangibles, cosas sólidas que parecían firmes e inamovibles. El  cambio de siglo ha traído un importante cambio social, ni mucho menos completado, la información y el conocimiento son el nuevo capital que genera prosperidad económica y social. Bienes intangibles y a la vez inseparables de la persona que los posee.

Creo que aún no somos plenamente conscientes de la enorme oportunidad que nos trae este cambio de paradigma. En una economía basada en el conocimiento, a la sociedad le interesa más que nunca invertir en la educación y formación académica de sus miembros para mejorar su productividad y aumentar su riqueza, y al individuo le interesa alcanzar su máximo potencial, no solo para mejorar sus oportunidades laborales, sino también para mejorar su integración social y su bienestar.

Una sociedad de personas educadas mejora la calidad de vida de sus ciudadanos, y también de sus valores sociales y democráticos.

El neurodesarrollo, entendido no solo como un proceso individual sino también como generador de nuevos conocimientos, necesita que la educación y la formación contribuyan a este crecimiento social, que se basa en lo original y único de cada persona. Por eso, el fin último de la educación debe ser el desarrollo personal pleno, que ponga al individuo en el centro del sistema, solo así se conseguirá el enriquecimiento mutuo.

Me parece sin embargo que aún estamos lejos de conseguir este objetivo, seguimos pensando en modelos de “productividad” anticuados –del siglo XX y anteriores– en los que el ¿éxito? se mide por evaluaciones uniformadoras y puntuables, por tanto comparables y medibles en una tabla. De este modo se transmite la idea de que las buenas notas son el objetivo, y así lo sienten la mayoría de padres y maestros, pero es que además la máxima preocupación de los legisladores parece ser obtener un buen puesto en el programa PISA.

educación

Aprendizaje y memoria

En su legendaria charla TED de 2006, Sir Ken Robinson (¿cómo? ¿aún no la has visto? mal hecho…) decía:

“Los niños que comienzan la escuela este año se van a jubilar en el 2065. Nadie tiene una pista […] de cómo va a ser el mundo en 5 años. Y sin embargo se supone que estamos educando a los niños para ello.

Y esto es una gran verdad, como el resto de su charla.

¿En que podemos entonces basar los principios de la educación y el aprendizaje escolar?

Pues quizá en las características (nótese que no he dicho capacidades) propias del cerebro, esas que serán útiles y necesarias para nuestro aprendizaje a lo largo de toda la vida… ¿cómo que hoy no has aprendido aún nada? 😉

La característica principal del cerebro humano es que está diseñado para aprender: el aprendizaje modifica el cerebro y los cambios del cerebro modifican el proceso de aprendizaje. Como todos nuestros órganos está en continuo cambio, su organización sufre profundas modificaciones en función de la experiencia personal, es lo que se llama plasticidad cerebral.

Desde “fuera” el aprendizaje humano es el proceso por el que adquirimos un comportamiento, una habilidad o un conocimiento nuevo que almacenamos en nuestra memoria para poder usarlo después.

Por “dentro”, en el cerebro, se crean nuevos circuitos cerebrales, formados por grupos de neuronas con diferentes funciones que van sincronizándose, en los que se depositarán estos nuevos aprendizajes.

Durante la infancia, el aprendizaje es máximo y fundamental para la supervivencia. En el proceso de neurodesarrollo observamos cambios extraordinarios que traducen la enorme organización que sucede en las redes cerebrales. Solo recordar que el 80% del crecimiento cerebral se produce en los 3 primeros años de vida, los que tardamos en aprender a caminar, hablar y controlar nuestros esfínteres (¡ahí es nada!)

Pero el cerebro no deja nunca de aprender… ni de olvidar. Es un órgano práctico: lo que usamos con frecuencia se guarda en la memoria, lo que no tiene utilidad se olvida.

Unicelulares aparte, solo los seres vivos que se mueven tienen cerebro. Las plantas no se mueven, no tienen cerebro, pero las hormigas sí lo hacen y tienen un cerebro altamente eficaz que les permite hacer una tarea de equipo impresionante.

Todos los cerebros, de cualquier ser vivo, sirven para “interiorizar” el entorno. Lo perciben y le dan sentido, lo que les permite actuar de la forma más adecuada y exitosa en cada circunstancia, en resumen: aprenden. Cuanto más complejo es un animal, menos rutinario es su cerebro y más “libre albedrío” tiene. Es decir, su conducta está menos determinada, es más flexible y se adapta al entorno porque toma decisiones, no porque sigue patrones (instintos). Al contrario, cuanto menos complejo sea menos posibilidad tendrá de modificar voluntariamente su conducta, su capacidad de aprender es menor.

En este sentido Rita Levi-Montalcini decía que el cerebro humano es “imperfecto”, porque su respuesta no es mecánica –como la del perro arañando con las patas traseras la acera para intentar cubrir sus excrementos–, sino más “flexible” y rica que la de otros animales y eso posibilita el aprendizaje complejo y la adaptación a cualquier circunstancia. El famoso e impredecible “factor humano”.

Rutina, curiosidad y novedad

Entonces, parece que la rutina es mala cosa, ¿no? Pues no, si sabemos aprovecharla, la rutina puede ser una gran aliada y es la segunda característica que resaltaría de nuestro cerebro.

Por un lado, nuestro cerebro está sometido a ciclos biológicos, modificables pero necesarios, de actividad y reposo. Es decir, tenemos que dormir, comer, regular nuestro intestino… movernos y reposar cada cierto tiempo. De regir todo esto se encarga el hipotálamo, y lo hace inconscientemente. Estaría muy bien “ayudarle” en sus tareas inconscientes manteniendo unos horarios adecuados a nuestras necesidades personales (edad, sexo, personalidad, enfermedad…) y regulares. Como no sufrirá hambre o sueño, nuestro cerebro estará mejor y más preparado para soportar el estrés y las tareas “pesadas”.

Por otro lado la “rutina” es necesaria para consolidar los aprendizajes, para que las redes neuronales que sustentan lo aprendido se consoliden. Resulta que el cerebro toma decisiones basándose en su experiencia previa. Si una decisión nos llevó a una respuesta exitosa, tendemos a repetirla en decisiones futuras. Las “técnicas de estudio” (pedagogía) son “rutinas” que van a ayudar al cerebro a analizar el entorno y a sacar sus propias conclusiones.

Pero, ¡ay! Lo que vale para un cerebro, no siempre sirve a otro. Las particularidades de cada uno serán determinantes para conseguir una rutina útil: como el momento del neurodesarrollo en el que se encuentra el niño –etapas de la inteligencia infantil– y sus circunstancias personales –preferencias, capacidad de atención, estructura de su pensamiento, emotividad, etc.–.

En cualquier caso, no todos los cerebros se enfrentan a los problemas de igual manera, y saber preservar la originalidad de cada uno es fundamental para enriquecer el futuro de nuestra sociedad. La rutina es una herramienta de aprendizaje si cada niño descubre (con ayuda de su maestro y sus padres) cual es el “método” que mejor le funciona.

Lo malo de la rutina es que nos atrape y nos aburra, así que creo que la clave del éxito está en saber cuando romperla. Cambiarla cuando convenga para mejorarla. Un ejercicio de verdadero crecimiento personal. No se trata de crear “máquinas de estudio” se trata de que los niños aprendan a ser críticos y a pensar de forma original.

Y aquí es donde la curiosidad y la novedad juegan un papel fundamental. Nuestro cerebro no soporta estar aburrido o inactivo y está diseñado para tomar decisiones, para buscar novedades y hacerse preguntas. No puede parar de funcionar (¡menos mal!) y su función es analizar su entorno, asociar las experiencias nuevas con las previas para mejorar la respuesta en la que fracasó anteriormente. Experto en analizar nuevas situaciones, lo hace con una agilidad y velocidad asombrosas y, aunque esté muy experimentado en una tarea concreta, es mucho más feliz cuando atisba alternativas diferentes y nuevas, entonces prefiere probar y equivocarse a repetir siempre la misma respuesta.

Visto desde “dentro”, el cerebro integra rápidamente y con eficacia asombrosa la información nueva y la contrasta con la que tiene. Un circuito neuronal ya consolidado se beneficiará del estímulo novedoso sin necesidad de crear una red nueva para cada aprendizaje. El aprendizaje consiste en conectar unas zonas del cerebro con otras facilitando la comunicación entre ellas y creando continuamente atajos y nuevas autopistas. Esto mejora la calidad del análisis, la asociación de ideas, la toma de decisiones y evita al máximo el error.aprendizaje

“Es necesario desarrollar una pedagogía de la pregunta. Siempre estamos escuchando una pedagogía de la respuesta. Los profesores contestan a preguntas que los alumnos no han hecho.” –Paulo Freire

Esta es una entrada perfecta para comentarla, teniendo en cuenta que si comentas aprendemos todos. 😉

Y si te ha gustado… compártela, por favor.

↬  2015 ©  mj mas

_________________________[sobre esta información]

Gráficos: “activa tu cerebro”; “rutina, curiosidad y novedad” ambos por ©mj mas.

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11 Comentarios

  1. Buena entrada para empezar esta vuelta al cole. Tiempos difíciles para enseñar estos que nos tocan vivir, el desinterés por los contenidos y por lo tanto, el aburrimiento y la incertidumbre del futuro, ¿a dónde vamos? Igual, ¡buen año para todos!

  2. Cuando los niños comienzan un nuevo año escolar, se contagian con esa ansiedad de los padres, que en vez de hacer todo tranquilo, les generan mil sustos, ganas de no ir, etc. y los medios de comunicación salen con esa tontería del sindrome postvacacional.

    Posteriormente se les inculca eso de la competencia por las notas, en vez de inculcarles la colaboración con sus compañeros…

    Por lo visto, los adultos tendrían que dar media vuelta y comenzar de nuevo…aprender a vivir con buen humor, cultivando la curiosidad en sus hijos, y el aprecio por su entorno.

  3. Maria Luisa Martinez-Frias

    Me ha gustado mucho. Sobre todo, porque no sólo transmites entusiasmo, sino que lo expones muy claro y tan ameno que se disfruta la lectura. ¡Bravo!

  4. Gran entrada, MªJosé!
    Allò q ens preocupa a alguns pares és aquesta sensació de q tenim clar el concepte de “nova” educació però el sistema segueix valorant resultats acadèmics i adquisició (memorització) de conceptes i encara no el d’aprenentatge per projectes. És evident q no sabem com serà el món d’aquí a 5 anys però en lloc de començar a canviar resulta més fàcil mantenir-se en la zona de confort i anar passant…
    Com molt bé dius ” El aprendizaje consiste en conectar unas zonas del cerebro con otras facilitando la comunicación entre ellas y creando continuamente atajos y nuevas autopistas.” Aquesta idea és aplicable a la comunicació que hi ha d’haver entre pares/mares i professorat, base del creixement en tots els sentits dels nostres fills i filles. I ens hauria d’ajudar a fer el canvi de paradigma en l’educació.
    Salutacions!

  5. Moltes gràcies es instructiu, inspirador i molt motivador ….

    Les famílies hem de seguir millorant per aportar la nostra part i poder complementar la de l’escola.

    Ens agrada molt la idea de “viure experiències” amb les nostres fills, com a font d’aprenentatge. De fet, des de fa alguns anys demanem a la família que els hi regali “experiències”. Fins ara han anat al teatre alguns cop, han fet alguna manualitat, han cuinat, han anat amb canoa, … etc I anem fent.

    L’Escola segueix anclada en el passat. Sigui pel motiu que sigui (falta de formació, de mitjans, o de voluntat). Es tant frustrant … a l’era de la informació i de la comunicació i encara anem amb com anem. No s’aprofita prou la curiositat natural dels alumnes per donar resposta a les seves inquietuts.

    Gràcies de nou, ha estat molt encoratjador per a mi lllegir-ho (i m’ha enriquit com a persona, … de segur que també ha conectat parts del meu cervell !).

  6. Aquí Clara, profesora de secundaria, madre de dos enanos de infantil.
    Mis hijos tienen dos profes muy distintas, una cree en el entusiasmo por aprender y la otra en las calificaciones como objetivo. ¿Alguien adivina a cuál de ellos se le hicieron larguísimas las vacaciones y a cuál demasiado cortas? Además, la primera de ellas delega todo lo posible en que los chiquillos enseñen cosas a sus compañeros, aunque la programación no se siga al pie de la letra. ¿Cuál de los niños busca en la biblioteca como loco cualquier cosa que tenga que ver con lo que hay que trabajar en clase?
    En secundaria los inspectores tienen muy claro que las programaciones son intocables y que por dejar las cosas en aprendizaje activo eso no se puede tocar. En el centro donde trabajo estamos poniendo en marcha un proyecto de aprendizaje cooperativo, y la verdad es que compaginarlo con la programación de temporalización fija es un poco complicado. Pese a ello, ahí seguimos, porque creemos que de este modo podemos hacer que sean parte activa y no receptores pasivos en su proceso de aprendizaje, y sólo cuando uno mismo hace el trabajo de investigación y se implica en hacerlo comprender a los demás podemos estar seguros de que eso quedará en la memoria como algo distinto, y no será vomitado en el examen y olvidado al día siguiente. Además, cuando se pone en marcha una metodología de este estilo, se aprende mucho de otras cosas, como mínimo de trabajo en equipo, resolución de conflictos, presentación de la información… Por supuesto los profesores también estamos trabajando en estos aspectos, porque si yo no estoy dispuesta a aprender con un poquito de entusiasmo, ¿se lo puedo pedir a mis discípulos?

Si comentas, todos aprendemos. ¡Gracias!

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