El autismo tiene un origen biológico aunque sus manifestaciones conductuales están moduladas por el entorno.
Esto quiere decir que resulta muy difícil aislar una sola causa que explique el autismo y que, como en cualquier observación del proceso del neurodesarrollo,
los factores biológicos y ambientales participan entrelazándose de forma tan íntima que discernir qué pesa más, la genética o el ambiente, es una ardua y, casi siempre, infructuosa tarea
Por María José Mas